Camino a Río

ALEX SCHWAZER: EL CAMPEÓN OLÍMPICO QUE PERDIÓ CREDIBILIDAD

Los de Río iban a ser los “Juegos de la redención” para el marchador italiano Alex Schwazer. Un regreso a la más alta competición que podría ser por la puerta grande. El campeón de los 50 kilómetros en Pekín 2008, heredero del prestigio italiano en la modalidad atlética en la que más triunfos consigue por tradición, era un ídolo nacional. Oro olímpico, pareja de Carolina Kostner, la novia de Italia y, a su vez, otra medallista olímpica –aunque en los Juegos de Invierno ya que se trata de una patinadora de artístico-, Alex no podía pedir más a la vida. O quizá sí: una nueva medalla olímpica, en la siguiente cita.

Hasta Londres los éxitos del marchador de Vipiteno se sucedían, tanto en los 20 como en la prueba larga de los 50 kms. Pero pocos eran conscientes de lo duro que le estaba resultando a Alex mantener los buenos resultados año tras año. Tras tres años que él califica como “difíciles” Schwazer tomó el camino fácil al seguir los consejos de ciertos atletas rusos, quienes en el Mundial disputado en Daegu en 2011 le dijeron que “ellos usaban cosas”. El deporte es duro, el atletismo otro tanto, la marcha puede que se encuentre entre las pruebas que exigen un mayor sacrificio. No es por supuesto justificación, pero el italiano decidió sacrificarse menos y obtener una “mayor satisfacción” de sus 35 horas semanales de entrenamiento. Confesaría más tarde que llegaría a sufrir náuseas al practicar de cara a Londres 2012. Así que, según contó en una amarga rueda de prensa realizada en 2012, en la que no faltaron sus lágrimas, decidió irse solo a Turquía para comprar EPO, que aprendió a pincharse viendo vídeos en Internet.

Poco antes de los Juegos de Londres fue pillado en un entrenamiento y no pudo acudir a la capital británica para revalidar su título. Lo que siguió fue casi dantesco, porque mientras él se mantenía en silencio durante sus tres años de sanción cayó como principal víctima su novia, al no haber abierto la puerta de su casa común a los llamados “vampiros” que requerían hacer un análisis anti dopaje, a petición del atleta. La patinadora sufrió a su vez una sanción, pese a no haberse dopado nunca, pero eso es otra historia.

alex achwazer pekin

La carrera del marchador, que hace cuatro años, cuando fue encontrado culpable creyó públicamente que estaba acabada, contra todo pronóstico remontó a lo grande nada más acabar su sanción. Con 31 años volvía a verse en unos Juegos Olímpicos, los de Río. De momento volvía de forma inmejorable ganando en el Mundial por equipos en los 50 kms que se celebraron en casa, en Roma.

Ya por entonces rivales extranjeros lanzaron declaraciones en contra del regreso, tan sospechosamente a lo grande, del marchador italiano y, lo que es peor, la mayor estrella actual del atletismo transalpino –el saltador de altura Gianmarco Tamberi- soltaba lo que era un auténtico titular a raíz del regreso de Schwazer: “Es una vergüenza para Italia, descalifíquenlo de por vida. Fuera de la selección nacional”…y todo eso antes de saber que Schwazer había vuelto a dar positivo.

Esta vez, al hacerse público su segundo dopaje –por esteroides- no pidió perdón. Al contrario, no solo no confesó, como hizo en la ocasión anterior (en que confesó enseguida e incluso dijo que fue casi un alivio que le pillaran, por lo que tenía de fin de su pesadilla) sino que se declaró inocente. Esta vez hay cosas que chirrían, aunque la auténtica verdad solo la sabe él. Por una parte, el positivo se detectó el 1 de enero. Los resultados tardan en darse tres días de media, ¿a qué vino tanto retraso en hacerlo público? Por otra, a petición propia y para no caer en posibles sospechas, al atleta le realizaban más controles de los habituales, hasta uno por semana. El atleta ha pedido someterse a decenas de controles tanto públicos –de la IAAF y de la WADA- como privados. Finalmente, pidió ser entrenado por Sandro Donati, entrenador fuera de toda sospecha. Tanto que, antes al contrario, toda su vida ha luchado encarecidamente contra el dopaje. Su sola presencia debería ser ya de por sí una garantía de limpieza. Donati está tan en shock como su pupilo. Está tan seguro de su inocencia que ha pedido que el cuerpo de de Operaciones Especiales de los Carabinieri se ocupe de la investigación de lo ocurrido con su probeta. Pese a ello, todo apunta a que el campeón de Pekín, que tenía ya plaza para Río, no podrá limpiar su ausencia de Londres. Su presencia en Río 2016 está pendiente de la decisión del TAS de Lausana, ante el recurso presentado por el marchador, que sospecha de manipulación en las probetas -de ahí el retraso en dar el resultado- “porque no interesa que vuelva a lo grande”. Si se confirma, será otra mancha más para el deporte rey de los Juegos.

Durante la rueda de prensa en 2012 en la que reconocía su primer dopaje
Durante la rueda de prensa en 2012 en la que reconocía su primer dopaje

Actualización: Alex Schwazer efectivamente no pudo estar en los Juegos de Río. En 2020 se han encontrado posibles manipulaciones en su frasco, que podían aclarar lo ocurrido y eximirle de culpa en cuanto a lo ocurrido antes de Río 2016 se refiere. En 2021 un tribunal italiano le eximió de culpa afirmando que no cometió dopaje y acusando indirectamente a instituciones del atletismo de haber manipulado sus muestras.

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