Heroínas olímpicas,  Los otros olímpicos

ANITA DeFRANZ: LA QUE PUDO SER LA PRIMERA MUJER PRESIDENTE DEL COI

Uno no puede sino impresionarse por el currículo de la remera estadounidense Anita L. DeFrantz. No de su palmarés olímpico, para su desgracia, pues le pilló de lleno el boicot de su país a los Juegos celebrados en Moscú 80. Juegos en los que, a pesar de todo, se empeñó en competir. Como abogada que era por aquel entonces estudió la manera legal que permitiera la participación en Moscú de los deportistas estadounidenses. Desafió públicamente al entonces presidente de EE.UU. y demandó al Comité Olímpico de su país. La remera, que ya había conseguido una medalla en Montreal 76, donde ejerció de capitana del equipo de remo de su país, se basaba en la Ley del Deporte Amateur de 1978 que específicamente impedía quitarle a cualquier atleta el derecho a competir en los Juegos Olímpicos. Apoyada por centenares de atletas y criticada por otros, que la tachaban de “antipatriota”, no consiguió finalmente su propósito pero esa lucha sí le reportó una ulterior Medalla de Bronce de la Orden Olímpica concedida por el COI, impresionado por su capacidad de lucha.

Su relación con el COI no acabaría ahí, ni mucho menos. De hecho, su carrera como ejecutiva deportiva empezó con esa pelea por acudir a unos Juegos Olímpicos. Enunciar todos sus puestos, una vez retirada de la competición, es una tarea ingente. Destaca su labor dentro del comité organizador de los siguientes Juegos, disputados en su país –Los Ángeles 84-, así como vicepresidente de la Federación Internacional de Remo. Anita entró en la directiva del COI dos años más tarde, en 1986. Le llevó once años convertirse en la primera mujer en los 103 años de historia del máximo organismo deportivo mundial en ser elegida vicepresidenta. La lista de sus cargos en el COI es interminable: jefe de la Comisión de Mujer y Deporte; jefe del Comité de elección de la Comisión de Atletas; miembro de la Comisión de Coordinación de Londres 2012, de la Comisión de Ley y Deporte y un largo etcétera. Nada puede parar a esta bisnieta del dueño de una plantación de Lousiana y de una de sus sirvientas.

anita de franz remo

De familia modesta y deportiva, no se decidió por el baloncesto, que sí atrajo a sus tres hermanos. Sí lo hizo por el remo “porque no había casi nadie apuntado”. Por entonces aún no sabía siquiera si ese deporte era olímpico. Anita debutó como olímpica a la par que lo hacía la categoría femenina del remo, en Montreal 76. Es la lucha por la inclusión y expansión de la mujer en el olimpismo una de las metas de la ex remera como miembro del COI: “En el periodo comprendido entre 1996 y 2008 hemos duplicado el número de las mujeres que compitieron en unos Juegos entre 1900 y 1992”, ha declarado. Y es que hay que admirar doblemente el mérito de ser directiva deportiva al máximo nivel en unos tiempos en los que las féminas eran rara avis en las juntas ejecutivas. Podemos afirmar que Anita DeFrantz rompió barreras que ayudaron a generaciones posteriores de niñas a seguir sus pasos.

Pero quizá el logro mayor de DeFrantz, que no consiguió completar, fue el haber sido la primera mujer que se presentó al cargo de presidenta del COI. De haber ganado, habría sucedido a Juan Antonio Samaranch. Así ha conseguido infinidad de esos premios con títulos como “la mujer más poderosa en el deporte”, “Top 10 líderes afroamericanos del deporte” y un largo, larguísimo etcétera.

Su pertenencia como miembro del COI no expira hasta 2032 (sí, estamos de acuerdo: no puede ser muy democrático un organismo con duraciones tan largas de su comité ejecutivo). Seguramente, cuando salga del mismo, el panorama de la mujer en el deporte y en la dirección del deporte habrá dado un vuelco total desde que ella ingresara en 1986. Si no ella, seguramente de aquí hasta 2032 veremos a una mujer como presidenta. En parte se lo deberá a Anita DeFrantz, una de las pioneras. Y, mientras, apostamos a que Anita estará ocupándose de una de las muchas fundaciones a las que dedica ahora su tiempo, en la promoción del deporte.

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