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YASUHIRO YAMASHITA: LLEGÓ SU ORO TRAS EL BOICOT

Pronunciar el nombre de Yasuhiro Yamashita en el país del sol naciente y en el entorno del deporte del judo es nombrar a uno de los más grandes judokas de la historia, alguien que logró mantenerse invicto 203 combates seguidos. Estaba destinado a vencer también en un torneo olímpico tras otro, tanta era su superioridad y sus triunfos en todo tipo de grandes campeonatos. Sin embargo, Yamashita tuvo el destino en su contra.

Su primera participación olímpica, en Montreal 76, le pilló demasiado joven. Todos confiaban -empezando por él mismo-, en que los siguientes Juegos, los de Moscú 80, serían los suyos. Pero la fatalidad hizo que Japón los boicoteara por la invasión soviética de Afganistán. Pasó, de esta manera, el que podría haber sido el mejor momento en la carrera de Yasuhiro.

Los Juegos de Los Ángeles 84 podrían servirle a Yamashita para conseguir por fin algo que toda la comunidad del judo llevaba esperando. Pero el torneo no iba a resultar tan cómodo al gran campeón nipón. Su primer enfrentamiento lo resolvió sin grandes problemas. En el segundo, en que se toparía con el alemán Arthur Schnabel, se lesionó en un músculo de su pierna derecha. Lo peor es que le llegaría a afectar para el resto del torneo olímpico.

Su medalla de Los Ángeles 84. Foto de Kishimoto

Tras ganar al germano le esperaba otro europeo, el francés Laurent Del Colombo. Los entendidos en este deporte destacan el arrojo del galo, que no dudó en atacarle. Yamashita había subestimado a su rival. Tanto, que el japonés cayó al tatami, concediendo un koka. Eso suponía la primera ocasión en que un judoka no japonés había puntuado contra el gran Yamashita. Ello hizo reaccionar a Yasuhiro; por su mente pasó un pensamiento fugaz: “¿Qué pasa contigo?, ¿es que has venido a los Juegos Olímpicos a lesionarte la pierna y perder el partido?”, afirma Yamashita que pensó. Fue pensar eso y volverle su garra y fuerza habituales. Lo siguiente que ocurrió fue que el francés acabó perdiendo el enfrentamiento.

En la final Yamashita tenía que combatir contra el egipcio Mohammed Rashwan. Yamashita seguía un tanto lesionado de la pierna. Su lesión le afectaba particularmente porque él solía apoyarse precisamente en la pierna derecha para ejecutar sus tácticas más habituales. Sus rivales en Los Ángeles 84, habiéndose dado cuenta de ello, intentaban aprovecharse de esa circunstancia, tan desfavorable para Yamashita. Fue precisamente el finalista, Rashwan, el único que no lo intentó. El hecho de que no le atacara la pierna lesionada convertiría al egipcio en un judoka muy respetado en Japón y, en el mundo olímpico en general, se destacó su  gesto de deportividad.

Por fin Yasuhiro consiguió ese oro olímpico que todos  esperaban desde hacía años. Él lo celebró con un ímpetu, como si tuviera aquellos 19 años que tenía cuando se convirtió en campeón del mundo: “Cuando escuché el ippon del árbitro como si lo dijera desde muy lejos me sentí el hombre más feliz del mundo”, comentó. Por fin había llegado el primer oro olímpico para alguien destinado a haberlo ganado mucho antes.

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