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LA BAJADA A LOS INFIERNOS DE SUZY FAVOR HAMILTON

Estos días todos hablan de una autobiografía recién publicada por una atleta que, aun siendo tres veces olímpica (en Barcelona 92, Atlanta 96 y Sidney 2000) y la mejor en su distancia -1500 metros- no consiguió medalla. La razón de la fama adquirida por su libro no es, por desgracia, su carrera deportiva, sino el rumbo profesional que decidió tomar después. La estadounidense Suzy Favor Hamilton se hastió del deporte, quizá decepcionada por la falta de éxitos olímpicos y se convirtió en prostituta de lujo, de hecho, en una de las más famosas.

El cambio no fue radical. Algo tendría que ver que Suzy viviera en su juventud cómo su hermano se suicidaba. Esto afectó a su personalidad o quizá llevara en los genes un transtorno mental. Porque ella achaca a su bipolaridad y los medicamentos antidepresivos que tomaba el que realizara cambio tan radical en su vida. Como deportista dijo adiós de una manera un tanto penosa: siendo una de las favoritas para la carrera de los 1500 metros en los Juegos de Sidney cayó a falta de 200 metros. Sólo más tarde ella misma confesaría que se dejó caer, ante la impotencia que le suponía ver que no podía ni alcanzar medalla.

Su cambio de profesión se produjo tras Sidney, aunque ha reconocido que ya ejercía esporádicamente la prostitución por entonces. Empezó como un juego y se convirtió en una adicción al sexo. Si no iba a ser la mejor en el atletismo –aunque estuvo cerca- sí que lo sería en la prostitución. Efectivamente, se la ha llegado a considerar la mejor meretriz de Las Vegas, esa ciudad del pecado. Sus tarifas eran estratosféricas. Todo esto, estando casada y con conocimiento de su marido, el cual le rogaba dejara esa profesión “por el bien de su única hija”. Suzy ya había sufrido, por cierto, de depresión post-parto y en un momento dado de su vida planeó por su mente la idea del suicidio.

Favor, que cuando ejercía la prostitución se hacía llamar Kelly Lundy, pagó relativamente cara su caída a una vida de vicio, pues se borró su nombre del Premio a la Atleta del año que otorgaba el Big Ten, así como todos los patrocinadores con los que contaba de atleta. La publicación de su libro “Fast Girl” (“Chica rápida”) le reportarán, no obstante, pingües beneficios. Suzy ha pasado de la profesión más antigua del mundo, que al parecer ha abandona ya, a una de las más de moda en la actualidad: charlas motivacionales.

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