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EL SLOPESTYLE: ESOS LOCOS QUE REVOLUCIONARON SOCHI

En Sochi entraron nuevos deportes que acabaron atrayendo la atención de los espectadores más que los habituales ya conocidos. La espectacularidad del Slopestyle, tanto para esquíes como para tabla de snowboard se llevó la palma. Era difícil no quedarse pegado a la pantalla para ver las evoluciones de esos locos sobre esa combinación de obstáculos con tres saltos que iban progresivamente siendo mayores y la zona de otros tres elementos, esta vez en forma de barandillas, lo que le da un carácter urbano al recordar a los parques de skateboard y que le imprime un carácter que le distancia de otras especialidades de nieve en la que predominan los saltos. Como dice la figura del slopestyle, el canadiense Mark McMorris: “en vivo todo parece mucho más grande que por televisión”.

Los participantes, muchos provenientes del también deporte para locos del halfpipe (de hecho la mayoría empezó en éste para pasar al slope) suelen ser semiadolescentes valientes o “medio pirados” que se atreven a saltar el equivalente a un edificio de tres pisos, como ocurre en el slopestyle.

Foto de Onboard

McMorris fue el primero en la historia en hacer –concretamente en el para nada lejano 2012- un “truco” , como se denominan en este deporte a los saltos, que incluía tres flips y cuatro revoluciones de 360º. Se trata del 1440 backside triple Cork (yo lo siento, pero las denominaciones en este deporte son todas en inglés). La clave está en el despegue, cuando hay que adquirir la energía suficiente que se transforme en velocidad y altura. Una vez en el aire, el atleta mueve la parte inferior de su cuerpo en el sentido de las agujas del reloj mientras que la superior lo hace en el sentido contrario. El cuerpo se va acelerando, pero es fundamental ante todo el tempismo en el despegue. Los varios segundos que se mantienen en el aire dando vueltas les hacen parecer auténticos “derviches aéreos”  o, como lo define McMorris: “huracanes en el aire”.

El peligro está en desorientarse una vez en el aire, pero no lo hacen, en parte porque tienen un instinto natural –el mismo que tienen gimnasta y saltadores- y porque lo entrenan mucho. También utilizan otro truco, como es el fijar la mirada en un punto (algo que no está al alcance de cualquiera, de todas formas).

Estos locos que nos atraparon saltando por encima de una matrioshka gigante en el circuito de Rosa Khutor, donde fueron olímpicos por primera vez, seguirán causándonos admiración ante sus locuras en competiciones posteriores.

Radio Liberty
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