Heroínas olímpicas

ILKA ŠTUHEC: LA ESQUIADORA QUE COMBINA LESIONES CON TRIUNFOS EN SU CARRERA

Habiendo nacido en la localidad alpina de Maribor, Eslovenia, era difícil que Ilka  Štuhec no se lanzara pronto por las laderas sobre unos esquíes. En efecto, con dos años y medio ya lo hizo; al fin y al cabo, su madre era profesora de esquí. Su madre, precisamente, ha jugado y juega un papel más que destacado en la vida y la carrera de Ilka. Aparte de criarla a ella y a su hermana mayor sola -como madre soltera-, ha permitido con sus esfuerzos que se desarrollara la carrera profesional de Ilka. No quería repetir con su hija menor lo que le ocurrió con la mayor: que tuvo que dejar de esquiar a los 14 años porque no podía costear su afición por falta de recursos económicos. Los recursos seguían sin bastar cuando Ilka tenía que dar el paso hacia una semiprofesionalización, pero su madre se las apañó ahorrando en gastos asumiendo todos los roles necesarios para la continuidad de la carrera deportiva de Ilka: hizo de su entrenadora, fisio, conductora, organizadora de sus viajes y…técnico de la cera de sus esquíes. Gracias a esta última misión se convirtió en la única mujer de todo el circuito del esquí alpino dedicada a este aspecto técnico tan fundamental, aunque ya no ejerce estas tareas, sino que Ilka dispone ahora de todo un completo equipo a su alrededor que incluye preparadores de saltos acrobáticos y nutricionistas, por citar unos pocos. Ilka se dio cuenta de que especialmente el trabajo preparando la cera de los esquíes era arduo, un auténtico trabajo físico que consumía mucha energía en su madre, ya con cierta edad, de tal manera que la sustituyó para que disfrutara del circuito junto a su hija simplemente acompañándola y animándola desde la grada. El lazo que une a madre e hija es irrompible. Desde un principio la madre ya avisó a la joven esquiadora de que le llegarían las lesiones y la aconsejó tomárselo bien, pero cuando recibió una llamada de una jovencísima Ilka de 17 años que la llamó desde Chile anunciándola una grave lesión no dudó en luchar al lado de su hija, dejando atrás su negocio personal y dedicándose a la esquiadora en cuerpo y alma.

 

Ilka Štuhec es toda una heroína en su pequeño país. No es de extrañar, puesto que esta esquiadora ha logrado dos Globos de Cristal (en las especialidades de descenso y combinada, ambas correspondientes a la temporada 2016/17), dos oros mundiales (en descenso) y se ha subido 18 veces al podio en pruebas de la Copa del Mundo, siendo en diez de esas ocasiones en el cajón más alto. Pese a todos esos logros aún no ha tenido suerte en Juegos Olímpicos, aunque por sus capacidades debería haberse colgado al cuello ya más de una medalla olímpica. Štuhec ha tenido verdadera mala suerte con las lesiones, que la han acompañado durante toda su carrera. Hasta el momento sólo ha podido ser olímpica en los Juegos de Sochi 2014 y en ellos obtuvo un décimo puesto en el descenso -su prueba preferida- y un 13º en el Super G. Pese a ello afirma sentirse orgullosa de haber podido ser olímpica y de haber obtenido esos puestos. Se perdió la cita de Pyeongchang al romperse el ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda, por cierto.

Para Ilka Štuhec el esquí no es un trabajo, sino una afición que le aporta felicidad. Sus numerosas lesiones no parecen desanimarla. Aunque reconoce que su carrera ha estado marcada por ellas -prácticamente las va enlazando unas con otras, resulta increíble que, pese a ello, haya logrado tan buenos resultados y trofeos- Ilka quiere seguir esquiando por mucho tiempo y nunca pierde la sonrisa y el optimismo. Es tan popular que incluso tiene su propia linea de productos, todos con un logotipo con su nombre, a la manera de los tenistas más famosos.

Cuando se escriben estas lineas Ilka Štuhec se ha vuelto a lesionar, pocos días después de proclamarse por segunda vez campeona del mundo, teniendo que abandonar el resto de temporada. Conociendo su carácter, su determinación y el indiscutible apoyo materno estamos seguros de que retornará triunfante y, así le deseamos, que pueda un día cumplir en unos Juegos Olímpicos con la lógica y la justicia y colgarse en ellos una medalla.

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