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ALEX DEIBOLD: DE SER TÉCNICO DE CERA PARA TABLAS EN VANCOUVER 2010 A MEDALLISTA EN SOCHI 2014

Alex Deibold ganó una de las medallas más inesperadas de los Juegos de invierno de Sochi 2014. El estadounidense, pese a practicar el snowboard desde que contaba apenas cuatro años (cuando le regalaron por Navidad una tabla), no contaba a sus espaldas precisamente con un palmarés destacado. Era más famoso su tío por ser el dueño de una popular pizzeria -Pepe- en New Haven, Conneticut. La especialidad del snowboard que Alex practicaba era la de cross, que no fue olímpica hasta los Juegos de Turín 2006, aunque él ya participara en los X Games antes.

El equipo estadounidense de esa modalidad era demasiado potente para que Deibold pudiera conseguir una plaza olímpica para los Juegos de Vancouver de 2010. La estuvo peleando, pero el limitado número de participantes por país se lo impidió. Y entonces ocurrió uno de esos casos curiosos que nos brindan los Juegos Olímpicos: le ofrecieron acudir a los Juegos…como uno de los expertos técnicos encargados de la cera para las tablas (las tablas llevan cera, aspecto muy importante y que puede dar o quitar medallas). En efecto, a Alex no se le cayeron los anillos y estuvo ayudando a sus excompañeros de esa manera. Disfrutó de unos Juegos viviéndolos sin presión, aunque no de la manera por la que había estado luchando.

Alex Deibold siempre ha sido un amante de la montaña. Primero practicó el slopestyle, modalidad en la que ganó en la primera competición en la que participó. En las Montañas Rocosas, donde le gusta estar, practica la escalada, es guía de rafting, hace mountain bike y pesca.

Foto de Mike Ehrmann/Getty Images

Volvamos a la competición: Alex tenía todo un ciclo olímpico por delante para poder lograr su sueño. Parte de la motivación la encontró en el gesto de su compañero Seth Wescott, ganador del oro en Vancouver 2010, al colocarle la medalla de oro olímpica en el cuello a Alex. Su primer contacto con una medalla olímpica. A la motivación unió su perseverancia para poder ser por fin olímpico de facto. Alex reconoce que invirtió toda su juventud en cumplir su sueño de ser olímpico, algo que logró, y de qué manera, en la siguiente cita olímpica de Sochi.

Cuando le tocó competir en Sochi, sin embargo, no pensaba en hacer podio, sino que le vinieron a su mente todos los años de duro trabajo y sacrificio. Al llegar a la meta de Krasnaya Polyana inmediatamente sus compañeros fueron a recibirle: “Puede haber riders más veloces que Alex, pero ninguno trabaja tanto como él”, manifestó, sin ir más lejos, Peter Foley, el entrenador nacional. En las rondas previas habían caído algunos de los favoritos, incluidos algunos compatriotas de Deibold. En la semifinal el puesto para llegar a la final se decidió en una foto-finish que le dio como ganador.

Alex es extremadamente meticuloso. Se estudia las pistas, se lleva las suficientes tablas (ocho en el caso de los Juegos de Sochi) por si algo pasa. Y tanta preparación paga, en su caso con una valiosa medalla de bronce. Y eso que había sido acribillado por las lesiones, como una en la mano, al pasarle por encima de ella otros riders, que requirió dos operaciones. O una seria lesión en el hombro. Una grave lesión, por cierto, le impidió volver a ser olímpico. Si en la siguiente cita -la de Pyeongchang- no estuvo ya que no alcanzó la clasificación sí tenía plaza para los Juegos de Pekín 2022. En una Copa del Mundo celebrada en Cortina d’Ampezzo se lesionó en la cabeza sufriendo una conmoción cerebral al chocar con otro rider. Esto ocurrió apenas seis días antes de que se celebrara la ceremonia de apertura de los Juegos.

Para siempre quedará la historia de humildad de un deportista que pasó de ser técnico de cera a medallista olímpico, de eclipsado a “vengador”. La recompensa, en definitiva, al tesón y al trabajo.

Foto de Andy Wong/AP

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