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ABDALÁ BUCARAM: EL ABANDERADO OLÍMPICO QUE ACABÓ DE PRESIDENTE DE ECUADOR CESADO POR ENAJENACIÓN MENTAL

El olímpico del que hablamos en el artículo de hoy no puede ser más peculiar, por decir algo: fue el abanderado de Ecuador en los Juegos Olímpicos de Múnich 72…donde no llegó a participar. Años más tarde se convirtió en presidente de su país protagonizando un corto mandato de apenas cinco meses. Hablamos de Abdalá Bucaram.

De niño quería ser futbolista, llegó a odiar el atletismo, pero quiso cumplir el deseo de su padre, fallecido durante su infancia, de que se dedicara al atletismo. De adolescente fue un consumado deportista ganando numerosos premios en competiciones universitarias. Uno de sus mayores logros fue el récord nacional de los 100m lisos. Eso le llevó a los Juegos Olímpicos de Múnich. Sin embargo, pese a ser el abanderado (de una delegación que sólo contaba con tres deportistas y 26 dirigentes), sin apoyo de la autoridades deportivas de su país, aunque becado por el COI en un breve periodo de tiempo, una lesión le impidió participar de facto en los Juegos de la capital bávara, lesión que se produjo por haber entrenado por primera vez en su vida en una pista de tartán, en lugar de las de arena y las de arcilla que él conocía. No obstante aprovechó su estancia para titularse en Educación Física en Wannsee, Berlín.

Su populista regreso a Ecuador. Foto de M.P. Méndez/Getty Images/AFP

Ciertamente no podemos contar muchas más cosas del pasado deportivo de Bucaram, pero su historia posterior puede calificarse de fascinante. Y no nos estamos refiriendo precisamente a la cantidad de hijos extramatrimoniales que tuvo, sino a su errática trayectoria política. Empezó formando parte del Gobierno que presidía su cuñado, Jaime Roldos. Ya entonces fue polémico por el marcado carácter religioso de sus medidas. Resulta que su cuñado y su hermana mueren en un accidente de aviación y Abdalá denuncia que dicho accidente fue en realidad un atentado, disponiéndose a heredar el partido creado por su cuñado. A partir de ese momento gana las elecciones que le convierten en alcalde de Guayaquil y las polémicas durante su mandato suben en escalada, llegando a ser condenado a prisión por criticar a las Fuerzas Armadas de Ecuador. A raíz de eso se autoexilia en Panamá; allí es detenido por posesión de droga, en fin. Una vida demasiado controvertida en la que no entraremos en detalles.

Su exilio acaba gracias a que su caso es sobreseído y, lejos de dar por finalizada su vida política, se presenta por primera vez a unas elecciones presidenciales, que pierde. Decimos por primera vez porque llega a presentarse hasta en tres ocasiones, ganando por fin en 1996.

Su jefatura de Gobierno apenas superó los cinco meses pero no por ello dejó de estar repleta de hechos polémicos y casos de corrupción. Abdalá Bucaram (no hemos comentado que su nombre se debe al origen libanés de su familia), pese a tratar de realizar proyectos populistas, realizó una mala administración y, lo que es peor, escándalos de corrupción. Por citar un ejemplo tenemos su plan de crear una marca de leche -Abdlact- que resultó ser no solo de baja calidad, sino contaminante. Los casos de desviación de fondos plagaron su mandato. Bucaram definitivamente ejerció su alto cargo de forma frívola; le gustaba participar en programas televisivos de la farándula.

Así las cosas, tras marchas y manifestaciones, se votó una moción de censura para destituirlo que prosperó. Lo más curioso es que se alegó “incapacidad mental para gobernar por enajenación mental”. Siempre había tenido el sobrenombre de “Loco”, que a él mismo gustaba y hacía alarde de él. Inició entonces otro exilio, solicitando asilo político al gobierno de Panamá, que se lo concedió. Los juicios por corrupción que tenía mientras en su país acabaron prescribiendo. Volvió a su país una vez prescritos pero regresó a Panamá al perder la protección que se le había prometido. En el país centroamericano estuvo hasta 2017, pensando que ya la Justicia de su país no podía encarcelarle. Sin embargo, tres años más tarde fue detenido al hallar en su domicilio miles de test de Covid, de mascarillas y de otros artículos médicos en plena pandemia tras descubrir la Fiscalía General del Estado corrupción en hospitales públicos en el material médico. Hay que sumar a todo ello su presunta participación en un delito de asesinato de un preso en una cárcel de Guayaquil, el que supuestamente le habría vendido el material médico al hijo de Abdalá Bucaram.

Este personaje acabó siendo un deportista olímpico, para más inri abanderado de su país cuando aún no sabía que iba a estar al frente de su Gobierno y que no contribuiría precisamente a la prosperidad del mismo.

Foto de El Universo

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