Los otros olímpicos

HUBERT JERZY WAGNER: EL ENTRENADOR DICTATORIAL QUE LLEVÓ A POLONIA AL ORO OLÍMPICO

Muchos cuestionaron sus métodos, pero lo cierto es que él, el más que exigente entrenador, llevó a Polonia al oro olímpico. Hablamos de Hubert Jerzy Wagner, al mando de la selección masculina polaca de voleibol que ganó el oro en los Juegos Olímpicos de Montreal 76. Lo curioso es que él había sido jugador poco antes y cuando contaba sólo 32 años fue nombrado seleccionador nacional, mandando a jugadores que poco antes habían sido sus compañeros. Impuso sin problemas su fuerte carácter hasta límites que ahora veremos y llevó a su selección de un mediocre puesto en la cita olímpica anterior (novenos en Múnich 72) hasta el mismísimo cénit olímpico en forma de medalla de oro.

Foto de PAP

A Wagner le consideraban, directamente, un dictador por los métodos que utilizaba. No en vano el largometraje que años más tarde se realizó sobre él lleva por título “El verdugo”. Aunque ahora su hijo (también jugador y entrenador de voleibol, como jugadora fue su madre y jugadores son dos de los nietos de Hubert) niega los calificativos un tanto extremistas que le dedicaron a su padre. “Es un disparate decir que mi padre atormentaba a sus jugadores, como se ha dicho”. Lo cierto es que Hubert Jerzy sí que daba mucho peso a la preparación física y no se puede negar que fuera muy exigente, pero se llegó a decir de él que era “orgulloso como un pavo real”, que “trataba a sus subordinados como animales”, que “usaba la mano dura con una conducta primitiva”, que “sus jugadores eran unos mártires” o que “se creía todopoderoso”. Lo que no se puede negar era la mentalidad ganadora por encima de todo de este entrenador hasta el punto de llegar a afirmar “si no hay disturbios, empieza uno”.

A Wagner no le costó suspender a sus dos piezas más fundamentales del equipo y sin duda mejores jugadores del conjunto polaco -Stanisław Gościniak y Wiesław Czaja- por faltas “insignificantes”: “Debilité físicamente al equipo pero mentalmente lo fortalecí”, afirmó Wagner. Tampoco le temblaba la mano en castigar a su propio hijo por llegar tarde a un entrenamiento, algo que consideraba una falta de respeto.

Foto de Krzysztof Świderski / PAP

Sea como fuere, en su recorrido como seleccionador nacional sólo conoció el podio: en 1974 con él al mando Polonia ganó su primer título Mundial. Al año siguiente se hizo con la plata en el Europeo llegando a los Juegos de Montreal con un único objetivo en la mente de Wagner: ganar el oro.

El oro olímpico lo consiguió Polonia frente a la URSS, pese a que hasta llegar a la final los polacos habían estado en la pista durante casi doce horas mientras que los soviéticos habían despachado sus encuentros en apenas cinco. Pero el entrenador polaco usaba tácticas no habituales, como el rotar constantemente a sus jugadores, lo que causaba un caos a sus rivales. Sin duda era un innovador en sus métodos, para lo bueno y para lo malo. Por esos métodos fue odiado (hacía llorar a sus pupilos) y amado (también los condujo hasta el éxito) a la vez. Según él, había que llevar al equipo al límite y eso conllevaba sacrificios.

Después de una corta pero casi inmejorable carrera como seleccionador nacional decidió abandonar la selección tras los Juegos de Montreal. Pero llevaba el voleibol en sus venas, así que con el tiempo volvería, de nuevo ganando -una plata en el Europeo de 1983-, aunque murió de forma demasiado prematura debido a un accidente de automóvil provocado por un infarto a los 61 años. Provocador y leyenda al mismo tiempo, así definen muchos a Hubert Jerzy Wagner.

Foto de PAP/EPA

Un comentario

  • Virginia

    Eran otros tiempos,sus métodos eran exigentes como ahora y le daba mucha importancia al físico, tal vez le faltase un poco de mano izquierda o psicología pero llevó a su equipo a lo más alto,algo bueno tendría.

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