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MATTHEW GLAETZER Y SU EMPEÑO EN SUBIRSE A UN PODIO OLÍMPICO

El australiano Matthew Glaetzer empezó en el ciclismo en pista debido a una lesión. Él, practicante de tantos deportes -como ocurre con el caso de muchos olímpicos- se decantaba por el atletismo, concretamente por el salto con pértiga. En esa modalidad deportiva llegó a ganar, cuanto contaba con solo 14 años, la medalla de plata en el campeonato nacional. Pero Matthew no dejaba de sufrir lesiones que le impedían avanzar en su prestación. En esas, siendo aún adolescente, se le diagnosticó la enfermedad de Osgood-Schlatter y, debido a ello, a los 16 años no le quedó más remedio que decir adiós al atletismo y buscarse otra especialidad deportiva que le permitieran los médicos.

No fue aún el momento de cambiarse al ciclismo en pista, el deporte que le convertiría en olímpico. Su elección fue el triatlón pero fue gracias a ese completo deporte lo que le facilitó conocer más de cerca y apasionarse al ciclismo, ya que era justamente en el segmento ciclista en el que más despuntaba. Así, tenemos a un joven Matthew que se apunta a un club ciclista…y de nuevo sus capacidades hacen que en poquísimo tiempo destaque, ya que seis meses más tarde se hizo con una medalla, de nuevo de plata y de nuevo en el campeonato nacional. Al poco ya se convertiría en un ciclista de la selección saliendo al extranjero a defender los colores Aussies.

Foto de Kacper Pempel/REUTERS

Vamos a ir acercándonos poco a poco al momento en que su vida dio un vuelco, pero antes de ello tenemos que pasar, aunque sea muy por encima, por sus éxitos en cuanto a medallas en los mayores torneos internacionales a los que accede, llámense Mundiales o Juegos de la Commonwealth. Así, hasta que llegamos a sus primeros Juegos Olímpicos: los de Londres 2012. Su debut olímpico fue a la par apasionante como decepcionante, ya que, formando parte del conjunto que competía en la prueba Sprint por equipos, se hizo con el puesto que más coraje da: el cuarto. Adelantamos que llegaría a probar el sabor agridulce que provoca dicho puesto hasta en cuatro ocasiones en total en Juegos Olímpicos. Cuatro veces cuarto, una auténtica rabia.

En los Juegos de Río llegó a competir en dos especialidades en tres pruebas, a saber: sprint individual (4º), sprint por equipos (se ve que los australianos no aprendieron la lección de Londres y se empeñaron en repetir el cuarto puesto) y Keirin, donde fue décimo. Para que sepa aún peor añadiremos un dato: perdió una medalla de bronce individual por 0.044 segundos. Sin embargo, en Mundiales y otras grandes competiciones a Gleitzer y a sus compañeros no solo no se les resistía subir al podio, sino que en diversas ocasiones pisaron el escalón más alto del mismo.

Estamos ya en el ciclo olímpico previo a los Juegos de Tokio y es en principio poco antes de los mismos (recordamos que se retrasaron en un año) cuando a Matthew le descubren un cáncer de tiroides, en noviembre de 2019, que él retuvo era menor. Huelga decir que se encontraba en plena preparación olímpica. Tuvo que pasar por el quirófano y, asómbrense, en diciembre de ese mismo año, es decir, tan solo un mes más tarde (por lo que estamos viendo, Glaetzer es rápido en todo), ya competía. Pero de nuevo las tornas se le vuelven en contra en forma de una lesión en una pierna a principios de 2020. Dicha lesión le deja fuera del Mundial, pero él seguía motivado con el único y gran objetivo de los Juegos Olímpicos. Tenía que dejar atrás el “fantasma” del maldito cuarto puesto.

Con una medalla ganada en los Juegos de la Commonwealth

Una vez más, un deportista de élite demostró la fortaleza de carácter, la determinación para superar los obstáculos, ponerse de nuevo en forma y hacer el todo por el todo para estar en Tokio. Lo consiguió. En esa ocasión mejoró muy mucho su resultado en el Keirin, aunque aún no llegó a puestos de medalla. Se quedó cerca, en el quinto puesto. Pero, si han contado bien cuando dimos el dato del número de cuartos puestos olímpicos de este ciclista verán que aún nos queda por citar uno y, sí, corresponde una vez más -y van tres seguidas- a la prueba de Sprint por equipos.

Con posterioridad Matthew Glaetzer ha sido noticia por cuestiones algo bizarras, como cuando horas previas a una final en los Juegos de la Commonwealth los oficiales del equipo le informaron que el manillar de su bicicleta no ofrecía toda la seguridad mínima y se lo sustituyeron por uno de peor calidad en cuanto a la aerodinámica se refiere y que le suponía perder 1.5 segundos. Asómbrense, porque acabaría ganando el oro. Eso lo logró pese a que en la víspera había sufrido un terrible choque en una prueba que le impidió ganar otro oro al que aspiraba. Su recuperación, de nuevo, fue exprés para ganar ese oro con el manillar anticuado.

Si Matthew Glaetzer sigue mostrándonos su alto grado de resiliencia y de recuperación no sabemos a qué podrá aspirar en los Juegos de París, pero posiblemente sea por fin la hora de subirse a un podio olímpico, tras tanto intento fallido. Sus esfuerzos lo merecen.

Foto de Yuzuru Sunada

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