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MARGARITA MAMUN: CAMPEONA OLÍMPICA PESE A TODO

Detrás del oro olímpico de Margarita Mamun en el torneo individual de gimnasia rítmica de los Juegos de Río hay una cantidad inabarcable de sacrificio. Se da por descontado que todo deportista se ha de sacrificar para conseguir sus metas; en la gimnasia rítmica, cuyos mejores momentos de la carrera tienen lugar a una edad demasiado temprana, el sacrificio parece aún mayor. Y si se tiene a la implacable Irina Viner de entrenadora el límite a superar es, a veces, insuperable.

Porque Margarita Mamun, con doble nacionalidad rusa y bangladesí al ser su padre de dicho país asiático, no era ni mucho menos la favorita de la ínclita seleccionadora rusa. Por lo que sea, su compañera de equipo Yana Kudryavtseva se había convertido en el objetivo de Viner para ganar el oro olímpico en la cita de 2016. Y eso que Margarita -Rita en su entorno- venía de ganar hasta entonces cuatro oros en campeonatos mundiales (totalizaría siete), dos en europeos (cuatro en total) e innumerables en pruebas de la Copa del Mundo (sin despreciar el palmarés de Kudryavtseva, digamos de entrada). Pero la máxima autoridad de la gimnasia rítmica trataba con humillación y vejación a Margarita, nacida en Moscú y en el mundo de la rítmica desde los siete años al llevarla su madre a que practicara este deporte ya que la villa olímpica estaba situada cerca de su casa.

Unida desde un principio a la entrenadora Amina Zaripova, a la que sí consideró como una segunda madre dada la cantidad de horas que pasaban juntas y al cariño que le mostraba (muestras de cariño, por cierto, recriminadas por Viner hacia Zaripova), Margarita se fue labrando un puesto en la potentísima selección rusa, pese a llegar a competir por Bangladesh en una breve etapa durante su edad junior.

Desde que en 2011 se proclamara campeona de Rusia en el concurso general Irina Viner no pudo dejarla de lado. Demasiado joven para acudir a la cita olímpica de Londres en 2012, Mamun se jugaba el todo a una carta en los Juegos de Río pues, avanzamos ya, tras ellos se retiraría. Y fue la preparación para los Juegos de Río lo más duro de toda su carrera llegando a extremos casi inhumanos y no tanto por la parte física, sino por la mental. A la moscovita le tocó escuchar frases salidas de la boca de Irina Viner como, por poner un único ejemplo, ante la afirmación de la gimnasta diciendo “Soy un ser humano” contestar “No, eres un atleta”. Más sangrante quizás fue el comentario que le hizo Viner cuando ensayaba un número en tono trágico. La seleccionadora le dijo a su pupila para que se metiera más en el papel: “Piensa que estás en una tragedia donde muere tu padre”. Hay que tener en cuenta que en esos momentos su padre se encontraba grave en las últimas fases de un cáncer…y que, de hecho, falleció a los dos días de volver Margarita de los Juegos de Río. Estos y otros dramáticos momentos han quedado reflejados en la película documental “Over the limit”, de la directora polaca Marta Prus.

Pese a la convicción de Viner de que la que se iba a llevar el oro de Río sería Kudryavtseva finalmente sería Mamun, no sabemos si debido al karma, a la recompensa de Rita por superar tanta presión mental, si a su empeño para poder ofrecer a su padre la medalla de oro, a la justicia poética o a la competición pura y dura, pues Mamun conseguiría la puntuación más alta de todas en los ejercicios de aro, pelota y cinta.

Entre las “perlas” que durante años Viner le soltó a Mamun están decirle que “carecía de carácter deportivo”, que “no tenía suficiente fuerza y deseo de triunfar”, que “con ese carácter jamás llegaría a ser campeona”. Por cosas como esta Margarita Mamun ha demostrado tener una fortaleza imbatible, además de unas capacidades gimnásticas evidentes y horas y horas de sacrificio. Margarita parecía una gimnasta triste, bajo presión. Fue retirarse, casarse con el también olímpico -en su caso, de natación- Alexandr Sujorukov, convertirse en madre y ser feliz con sus nuevos proyectos y trabajos, entre los que están ser modelo, embajadora de diversas marcas, animar a niñas para empoderarlas, actuar en shows circenses y un largo etcétera de actividades que la han alejado de la presión casi insoportable de Irina Viner. El mundo de la gimnasia rítmica perdió a una gran campeona demasiado pronto, pero ella ganó en salud mental.

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