Momentos Olímpicos Mágicos

MOMENTOS OLÍMPICOS MÁGICOS 99: THIAGO BRAZ SORPRENDE A LAVILLENIE Y AL MUNDO GANANDO EN RÍO 2016

La final masculina del salto con pértiga correspondiente a los Juegos Olímpicos de Río 2016 ofreció a los espectadores más de lo que esperaban a priori. Habría que especificar que especialmente a los espectadores locales, pues disfrutaron in situ de la victoria, pronosticada absolutamente por nadie, de su atleta local Thiago Braz da Silva. Con su oro, el brasileño conseguiría la primera victoria en el estadio olímpico de un atleta local en los Juegos de Río y el primer oro de su país de un atleta masculino en 32 años.

Decimos que fue inesperado su oro porque para ganarlo superó al por entonces vigente campeón olímpico y recórdman mundial Renaud Lavillenie y además hemos de sumar el dato de que la mejor marca hasta entonces de Braz de 5.93 (el récord mundial del francés estaba por entonces en 6.16)

Varios factores se sumaron a la fiesta brasileña celebrada en esta final: un largo parón de casi una hora por lluvia y los antideportivos y muy ruidosos abucheos que tuvo que sufrir el saltador galo en sus intentos finales, cuando ya se veía como el único rival del local Braz. Fueron tan bochornosos los abucheos que Lavillenie llegó a declarar acabada la prueba que, además de que no había visto nada igual en el atletismo -”Esto no es fútbol”, llegó a afirmar-  “no eran una buena imagen para los Juegos”. Es más, dejó entrever una relación entre los mismos y cierto sector del público con la Alemania nazi, igualando lo que él sufrió a la experiencia del gran Jesse Owens durante los Juegos de Berlín 36.

Thiago Braz. Foto de Getty Images

Pero volvamos al desarrollo de la prueba. La final pronto quedó privada de importantes competidores seis en total-, lista de hombres que incluía un campeón del mundo: el canadiense Shawn Barber. El campeón olímpico de Londres 2012 (el citado Lavillenie) hizo su primera aparición en escena en la altura de 5.75 para no volver a aparecer hasta la de 5.93, es decir, esperó a sus rivales, quienes fueron cayendo en cascada, durante una hora aproximadamente hasta volver a saltar. Al chino Xue le salió mal su estrategia de dejarse solo un intento para saltar los 5.85. Su última altura válida habían sido los 5.65, lo que equivalía acabar en el sexto puesto. Para entonces sólo quedaban cinco hombres para tres medallas. El checo  Kudlička y el polaco Lisek empataron a intentos y alturas, quedando en cuarto lugar ambos con una marca de 5.75.

Llegaba el momento de la verdad para dilucidar el orden final del podio. El estadounidense Sam Kendricks se quedó en los 5.85. Agarró de esta forma una medalla de bronce que suponía la vuelta de su potente país al podio de la pértiga masculina tras haberse ido de vacío en la anterior cita olímpica.

Foto de: AFP PHOTO / Fabrice COFFRINI

La lucha quedaba, pues, limitada a dos hombres, con marcas personales muy distanciadas entre sí, por lo que el pronóstico general caía abrumadoramente del lado de Lavillenie. Pero el deporte no es una ciencia exacta y quién sabe hasta qué punto influyen factores como la presión por ser, de largo, el favorito unido al apoyo incondicional de decenas de miles de aficionados locales (y ya sabemos lo apasionado que puede llegar a ser el público brasileño). El caso en que en la altura de 5.93 el francés afianzó la confianza general saltándola en su primer intento, mientras que su rival necesitó de un segundo. Con esa altura Braz de entrada se hacía con el récord continental de Sudamérica. Esa altura aún la intentó Kendricks, pero sin éxito en sus tres intentos. La siguiente marca estaba situada en los 5.98. Podía parecer fácilmente al alcance del galo, que ya se había hecho cuatro años antes con el oro saltando un centímetro menos. La superó en su primer intento. Thiago Braz se arriesgó y prefirió pasarla. Llegamos entonces a los 6.03 metros. Aquí entró en juego la estrategia. Primer intento nulo de ambos. En el segundo supera la altura Braz, no así Renaud Lavillenie. Decimos que entra la estrategia porque el galo prefirió guardarse su tercer y último intento para la siguiente altura de 6.08. Craso error, pues la fallaría. Braz ni siquiera necesitó ponerse a prueba intentando saltarla, pues ya tenía en su poder el oro olímpico. La marca de 6.03 que otorgó el oro, por cierto, significaría asimismo un nuevo récord olímpico.

En definitiva, una apasionante final con resultado totalmente inesperado para gran alegría del público local. Un resultado que haría llevarse las manos a la cabeza no solo a Lavillenie al verse derrotado sino al público a nivel planetario siguiendo la final por televisión ante el asombro de ver el resultado final, tan sorprendente. Así es el deporte y por eso también nos gusta.

El contraste del podio. Foto de Johannes Eisele / AFP / Getty Images

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