CHANTAL PETITCLERC: UN MODELO DEL DEPORTE PARALÍMPICO
Un modelo a seguir. Eso es lo que es la campeonísima de la que vamos a hablar en este artículo. En su país, Canadá, realiza un rol en la sociedad tan importante como para llegar a ser votada como la Mejor Deportista del año -2008- y convertirse así en la primera que lo hizo siendo paralímpica. Porque Chantal Petitclerc se quedó paralítica a los 13 años en un accidente de esos absurdos y tontos pero que te cambian la vida. En su caso le fracturó la espina dorsal una puerta de un granero que le cayó encima. Su vida, como es lógico, cambió completamente. El empeoramiento de su condición física sufrió una mejora el día que un profesor de educación física la introdujo de lleno en el deporte para fortalecerla. Empezó con la natación. Chantal tenía que adquirir fuerzas para llevar su silla de ruedas y hacerse así independiente. Pero también le entró el gusanillo de la competición, algo de lo que carecía antes de su accidente.
Con 18 años Chantal participó en su primera carrera de silla de ruedas. La suya estaba elaborada artesanalmente en casa. Quedó la última pero ello no impidió que la pasión por el deporte de competición entrara de lleno en su vida y en su corazón. Chantal ya estaba ganada para la causa. Le llevó años, eso sí, ajustarse a la vida en silla de ruedas. Mientras que el deporte le ayudaba en esa adaptación, Chantal también se centró en los estudios, demostrando en ambos casos determinación, esfuerzo, lucha y perseverancia, características todas que -lo han averiguado- no pueden faltar a los grandes campeones del deporte. Estudió ciencias sociales e Historia mientras entrenaba.
Compitió en sus primeros Juegos Paralímpicos en Barcelona 92. Sería engorroso relatar todas sus apariciones en Juegos Paralímpicos y sus éxitos, así que sólo daremos estos impresionantes datos: ha participado en cinco citas de los mismos en los que ha ganado la friolera de 14 medallas de oro, cinco de plata y dos de bronce, en diferentes distancias de carreras en silla de ruedas: 100, 200, 400, 800 y 1.500m. Su relación con los Juegos no se frena ahí, puesto que en los de Río fue elegida como Chef de Mission del equipo canadiense.
Con su trayectoria y sus logros Chantal Petitclerc ha demostrado que cualquier cosa es posible si se pone esfuerzo en ello. No le gusta ser un ejemplo para los demás, pero es consciente de que lo es, para otros con impedimentos físicos como el suyo y para las mujeres en particular ya que “las estadísticas dicen que las adolescentes tienen una probabilidad seis veces mayor que los chicos de abandonar el deporte”, dice y ella quiere aportar su granito de arena para que ese dato mejore. Trabajadora incansable, se ha impuesto durante años un régimen de entrenamiento que consiste en cuatro horas diarias seis días a la semana once meses al año. La multimedallista ayuda desde diferentes facetas a las nuevas generaciones: da charlas por todo Canadá; ha sido la portavoz de una asociación sobre deportistas con deficiencias; es embajadora de la organización Right to Play y realiza otros muchos esfuerzos para introducir el deporte paralímpico en la sociedad (especialmente entre los jóvenes) y librarlo de todo estigmatismo. Su última contribución a la causa ha sido su nombramiento como senadora -independiente- desde 2016. Participa en dos comités siendo su prioridad luchar por la salud y los derechos de las personas con discapacidades. Su primer discurso en el Senado, sobre esa misma cuestión, fue conmovedor y despertó las conciencias de sus colegas, basándose en su propio ejemplo. Por todo ello podemos concluir que Chantal Petitclerc no solo se ha labrado una dignísima y brillante carrera deportiva, sino que esa misma carrera fortalece las bases del discurso de esta campeona de la sociedad, donde juega un papel de ejemplo y modelo a seguir.