Camino a Pyeongchang,  Heroínas olímpicas

JUSTYNA KOWALCZYK QUIERE AGRANDAR SU LEYENDA EN PYEONGCHANG

Hubo un tiempo, nada lejano, en el que la esquiadora de fondo polaca Justyna Kowalczyk arrasaba en cada competición en la que intervenía –con permiso de sus rivales de peso noruegas-, algo que atestigua su extensísimo palmarés. Si ella estaba en una carrera, fuera de la distancia y estilo que fuera, había que contar con la polaca para el triunfo. Ya no es así, pero sigue en la brecha esperando participar en Pyeongchang y completar así sus cuartos Juegos Olímpicos. De entre sus compatriotas olímpicos Justyna ya ha destacado, al haber logrado la respetable cifra de cinco medallas olímpicas –dos de ellas de oro-, lo que la convierte en el deportista polaco con más medallas en Juegos Olímpicos de Invierno. En todas sus participaciones, hasta ahora, salió con al menos una medalla al cuello.

Kowalczyk, que tiene como otro de sus méritos haberse doctorado en la universidad, consiguió su primera medalla olímpica el mismo año en que se subió por primera vez a un podio de la Copa del Mundo: 2006. Apenas un mes más tarde participaba en los Juegos de Turín, donde conquistó el bronce en la carrera de los 30 km. No nos detendremos en sus numerosísimos logros en cada cuatrienio olímpico, porque son incontables. Sólo citar que es la única esquiadora en haber ganado el Tour de esquí cuatro veces seguidas y es también una de las dos esquiadoras que se han llevado la Copa del Mundo de la FIS tres años consecutivos. Finalmente, tiene el récord tanto de victorias como de podios en el Tour de Ski.

Centrémonos en su actuación en Juegos Olímpicos. De Vancouver 2010 se marchó con tres medallas al cuello, no en vano llegó a la ciudad canadiense como líder de la Copa del Mundo. Aunque su debut olímpico en Vancouver fue de un frustrante quinto puesto en la carrera de los 10 km estilo libre a los dos días lograría la plata en la distancia sprint, solo superada por Marit Bjoergen En esa épica carrera en la que la eslovena Petra Majdič conseguiría el bronce con costillas rotas. La segunda medalla para Kowalczyk llegó en la carrera de 15 km en formato de persecución, donde se hizo con el bronce. Quedaba por llegar el mejor colofón: el oro en la prueba final de larga distancia: los 30 km en estilo clásico (en Turín, donde se llevó el bronce, se corrió en estilo libre).

Venciendo a su gran rival Marit Bjoergen en Vancouver 2010 Foto de Heinz Ruckemann/UPI

Pasamos por alto otros cuatro años de victorias hasta llegar a los Juegos de Sochi. Justyna llegaba lesionada en su pie izquierdo, en concreto padecía una fractura  del quinto hueso metacarpiano. Pese a ello, la polaca anunció que tomaría parte en los Juegos. Añadido a ello, sólo más tarde se reveló que, unos seis meses antes de Sochi 2014, Kowalczyk habría padecido un aborto espontáneo. Ello le llevó a una depresión. La esquiadora tardó meses en confesar sus malos momentos, declarando que incluso necesitaba medicamentos para poder dormir de noche. La depresión e, indudablemente, la lesión, influyeron en el rendimiento de la deportista, pero aún así sacó fuerzas de flaqueza para competir y luchar por la victoria en la cita olímpica de Sochi. Y eso que, según sus propias palabras, llegó un momento en que se sentía impotente y “no quería vivir”. Llegó a no levantarse de la cama durante dos semanas. Por eso tiene más mérito su resultado de Sochi, donde volvió a convertirse en campeona olímpica. Lo logró en la carrera de los 10 km en estilo clásico. Como se puede apreciar, ha ganado medallas en los dos estilos existentes y en todo tipo de distancias.

Pero Justyna Kowalczyk no ha escapado de la polémica del dopaje. En 2005, en sus comienzos, fue sancionada por dos años por tomar en una competición sub-23 dexametasona, un esteroide que actúa como anti-inflamatorio, el cual se permitía tomar en el periodo fuera de las competiciones, pero no durante éstas. Justyna lo tomó para aliviar dolores en su tendón de Aquiles. Posteriormente se le redujo a un año su sanción. La atleta negó en todo momento tomarlo para mejorar su prestación física, algo que ratificó el Tribual de Arbitraje Deportivo. Curiosamente, la esquiadora polaca ha sido siempre muy crítica hacia la permisividad de las autoridades en cuanto a medicamentos anti-asmáticos se refiere, como los que toma una de sus rivales más fuertes, la noruega Marit Bjoergen. Kowalczyk se ha quejado siempre –a veces abiertamente en redes sociales- que a ella no le han dejado nunca tomar nada para sus problemas en una rodilla, pero a Bjoergen sí.

Justyna Kowalczyk lleva un cuatrienio olímpico casi huérfano de podios, tras Sochi, pero sus rivales harán bien en no perderla de vista en las pruebas en las que compita en Pyeongchang. Por sus venas corre sangre de campeona.

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