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LA NUEVA HORNADA DE “CLAVADISTAS” MEXICANOS, DE ENTRE LOS MEJORES DEL MUNDO

No poseen la pulcritud de la escuela china, la elegancia de la rusa o la exactitud de la alemana, pero la escuela mejicana de saltos de trampolín siempre da espectáculo. De entre todos sus clavadistas, como allí los llaman, hemos querido destacar a algunos de los mejores, íntimamente interrelacionados entre sí. Los saltadores de ese país nunca faltan en los podios de las grandes competiciones internacionales. A su gran tradición hay que sumar el salto de calidad logrado desde que una entrenadora procedente de China –Ma Jin- se hiciera cargo de ellos.

No podíamos dejar de mencionar en este recuerdo de los mejores saltadores olímpicos mejicanos a Paola Espinosa. Al fin y al cabo, la bajacaliforniana posee dos medallas olímpicas, ambas en la plataforma de 10 metros en la modalidad de saltos sincronizados. En Pekín –donde Paola tendría el honor de ser la abanderada de su país- consiguió el bronce junto a Tatiana Ortiz y en la siguiente cita olímpica, la de Londres 2012, la plata, esta vez acompañada de Alejandra Orozco. Además, en Pekín 2008 estuvo a punto de alcanzar también el podio en la categoría individual, siempre en la plataforma, ya que quedó en cuarto lugar, mientras que en los Juegos londinenses tampoco se quedó lejos, en este caso en un sexto lugar. Con su plata de Londres Espinosa se convirtió en la primera deportista de su país en ganar dos medallas en distintas ediciones de los Juegos.

Ya retirada, ha regalado a la afición mejicana además tres medallas en campeonatos mundiales y nada más y nada menos que trece (ocho de ellas de oro) en los Juegos Paramericanos.

Paola Espinosa con su plata de Londres 2012

Paola fue pareja durante casi una década de Rommel Pacheco, el otro gran saltador del que queríamos hablar. Aunque debutó en los Juegos de Atenas, al igual que Paola Espinosa, su trayectoria posterior le alejó de la brillantez de su compatriota. Pacheco, eso sí, ha competido en tres ediciones olímpicas, obteniendo su mejor lugar en la de Río de Janeiro, donde quedó en quinto lugar en los saltos sincronizados de 3 metros y en séptimo en la prueba individual de la misma altura, aunque Rommel también ha saltado en la prueba más típicamente mejicana: la de la plataforma de 10 metros. Aún en activo, puede que esté por llegar lo mejor de este trampolinista del que siempre se puede esperar lo máximo.

Como decíamos Espinosa y Pacheco formaron pareja sentimental durante muchos años. Algo muy normal entre deportistas que comparten horas y horas de competición, viajes y entrenamientos. La boda entre ambos no llegó a producirse, aunque sí llegó a haber serios planes de la misma y anillo de compromiso de por medio. Hasta que llegaron los Juegos de Río y, con ellos, se destapó algo que, por otra parte, se produce en la vida diaria de tantas y tantas parejas. Cuando acabaron sus competiciones olímpicas se publicaron en sus redes sociales particulares fotos más que esclarecedoras –más su correspondiente texto- de la relación sentimental entre Paola e Iván García, el tercer saltador mejicano en cuestión.

Rommel Pacheco. Foto de Clive Rose/Getty Image

Los que conocen a Rommel Pacheco declaran que la ruptura con Paola, el anuncio público de ésta de su nueva relación y el remate de su embarazo (en una relación rápida, donde todo sucedió de manera veloz) afectó tanto al saltador que hubo de recurrir a ayuda psicológica, además de bajar en su rendimiento deportivo, algo que alarmó a su propia Federación. ¿Y quién es Iván García? Ni más ni menos que un medallista olímpico que en Londres 2012 consiguiera la plata en los saltos sincronizados desde los 10 metros. Acudió también a los Juegos de Río, aunque allí sólo obtuviera un décimo puesto. Con solo 23 años, García promete mucho para dar alegrías al deporte de su país.

Rommel Pacheco fue, por cierto, protagonista de una de esas anécdotas de los Juegos de Río que no nos gusta contar. Durante la competición de saltos sincronizados, participando junto a Jahir Ocampo, la pareja mejicana perdió la concentración y no precisamente por causa propia. A punto de iniciar uno de sus saltos se encendió súbitamente un potente foco de luz, que los distrajo. Pidieron repetir el salto, pero los jueces no se lo permitieron. Décimas que volaron quién sabe si suficientes como para haberles ayudado a subir al podio.

Iván García con su medalla de Londres 2012

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