Mª JOSÉ RIENDA: “ESTOY MUY CONTENTA Y ORGULLOSA DE MI EXPERIENCIA OLÍMPICA”
Tiene a sus espaldas una amplia experiencia olímpica, pues ha participado en cinco ediciones de los Juegos de Invierno. Ha tenido que “luchar contra” el mito de la saga de los Fernández Ochoa para hacerse un hueco importante en el esquí español, que ha resuelto airosa. De hecho, la familia madrileña bien ha podido ser un acicate para esta granadina, como ella misma reconoce. “Yo creo que los Fernández Ochoa han sido muy grandes dentro de la historia del deporte; abrieron una brecha e hicieron que el deporte del esquí alpino creciera y los demás hemos sido estelas de aquello que empezaron ellos y que los demás hemos continuado y que ahora hay una Federación trabajando para que sigan saliendo deportista”. Estamos hablando de Mª José Rienda, la española con más victorias en una Copa del Mundo de esquí.
Hablamos con ella centrándonos en sus participaciones olímpicas, de las que confiesa sentirse “muy orgullosa y contenta”, añadiendo: “cinco Juegos Olímpicos suponen veinte años de rendimiento, que es mucho. Los primeros fueron ilusionantes porque fueron los primeros, una experiencia nueva. Los siguientes han sido de trabajo constante de todas las temporadas. Los últimos Juegos también fueron particulares porque venía de dos lesiones importantes y estuve luchando por clasificarme. No me fueron todo lo bien que me hubiera encantado pero sí que es verdad que el recuerdo que tengo de los cinco Juegos es algo fantástico y cada uno ha formado parte de un momento de mi vida muy específicos y muy relacionados con la Copa del Mundo”.
Mª José Rienda ha sufrido en sus propias carnes la ingratitud de su deporte. Especializada en las pruebas más técnicas (eslalon y gigante, aunque también ha participado en pruebas de SuperGigante), que se realizan en dos mangas, ha tenido que esperar paciente o impacientemente el segundo descenso, en esa pausa entre las dos mangas que se hace eterna. Una primera manga esperanzadora por lo alto en la clasificación puede transformarse en un desastre si no se corrobora en la segunda y definitiva. Eso le ocurrió en una cita olímpica, en concreto en la edición celebrara en Salt Lake City, en que iba tercera –y, por tanto, en puestos de podio- tras la primera manga, pero en la que acabó en un sexto puesto final. Meritorio y digno de alabar, pero cuando se está acariciando la medalla la perspectiva no puede ser la misma. La esquiadora andaluza vivió así esa experiencia: “el diploma de Salt Lake City fue uno de mis mejores momentos a nivel de resultados pero sí es verdad que te quedas con esa desazón de que tuve la medalla al ir en la primera manga tercera. Te quedas con esa desazón que, con el tiempo, te das cuenta de lo que has hecho y del valor que tiene también un diploma olímpico. Yo creo que esa fue la mejor y peor Olimpiada, porque las demás han sido más de rendimiento, de seguir luchando, pero en esa se juntaron muchos sentimientos”. Los esquiadores que disputan el eslalon y el gigante tienen que luchar más que el resto con los nervios. El aspecto psicológico cobra una importancia extraordinaria por esa pausa entre las dos mangas que mencionábamos: “En esa pausa puede pasar de todo y en el esquí te lo juegas además todo en un minuto o menos. Una manga cambia todo. La primera sale la última, la pista, la nieve, las condiciones [han cambiado]. Somos deportistas que te tienes que adaptar a cualquier tipo de situación y estamos acostumbrados, pero aun así no siempre sale como uno espera”.
Centrándonos en lo que ocurrió en la prueba de gigante de la estación de Utah, Mª José nos cuenta en primera persona las sensaciones que tuvo: “Durante la pausa de Salt Lake City yo seguí haciendo las rutinas que hacía, las rutinas de concentrarme, de hacer calentamientos antes de la prueba….las rutinas que suele tener cada deportista antes de las salidas y nada especial. Igual que a veces sale bien, en otras no sale tan bien. Hay otras circunstancias. Claro que se te pasa por la cabeza la medalla olímpica. Es algo ilusionante, te dices “¡Dios mío!”. En la primera bajada ya verte ahí…pero, claro, estás entrenando a esos niveles. Es también muy gratificante. Yo creo que el recuerdo final que se me ha quedado ha sido gratificante y estoy muy orgullosa”.
En la edición celebrada en Turín en 2006 Rienda vivió otro de sus momentos más emocionantes y destacados en su carrera deportiva: ser abandera de su país: “es otro de los momentos que recuerdo con mucho cariño el poder haber sido abanderada de mi país, con toda aquella gente detrás, con toda esa gente cercana. Fue algo muy bonito”.
De cada cita olímpica (Rienda participó en los Juegos de Lillehammer, Nagano, Salt Lake City, Turín y Vancouver) ha sacado vivencias y enseñanzas diferentes: “Como se han hecho en cada país la cultura es totalmente diferente. En Japón todos hacían reverencias con la cabeza y cosas muy específicas japonesas, como manualidades y te vas a Estados Unidos, que fue cuando pasó lo de las Torres Gemelas, y estaba todo lleno de seguridad, no podías salir a ningún sitio. [He podido también disfrutar de] las villas olímpica, que siempre han sido un sitio de convivencia, donde hay actividades, salas de juegos, tienes una pequeña ciudad”.
Pese al sabor agridulce que Mª José Rienda haya podido vivir en su momento con el gigante de Salt Lake City, la esquiadora granadina lo tiene claro: “La experiencia que he vivido dentro del esquí no la cambiaría por nada y si tuviera que volver a empezar y nacer otra vez, haría lo mismo. La verdad es que estoy muy contenta y orgullosa de mi experiencia olímpica. He hecho una carrera deportiva de la que me siento orgullosa. Me quedo como estoy”.
Actualización: Mª José Rienda fue nombrada Secretario de Estado para el Deporte, cargo en el que estuvo varios meses