Entrevistas,  Heroínas olímpicas

ALMUDENA CID NOS CUENTA TODOS LOS ENTRESIJOS DE SUS CUATRO JUEGOS OLÍMPICOS

La trayectoria olímpica de Almudena Cid es la más larga de una gimnasta rítmica. Rompió un récord mundial al ser finalista en cuatro Juegos Olímpicos seguidos, como ya dijimos en la primera parte de nuestra entrevista exclusiva. En esta segunda la propia gimnasta nos relata al detalle cada una de sus experiencias.

En sus primeros Juegos, los de Atlanta 96, Almudena aún era muy joven -16 años- y tuvo la suerte de vivir de cerca el histórico oro olímpico del conjunto español. Al respecto nos relata esta anécdota que muestra su compromiso con el equipo: Yo estaba viendo de espectadora la competición pero desde dentro, como deportista, en el recinto deportivo (podía estar por abajo) Entonces vi que fallaban las búlgaras y sabía ya que ese fallo nos daba automáticamente el oro, así que me fui corriendo sin esperar al resultado y les dije: “¡Chicas: que sois oro!”. Recuerdo que Emilia [Boneva] tenía una cara como de taquicárdica y me dijo: “No digas eso, porque igual no es así”, pero yo insistí. Como que no me querían creer y de repente entró alguien y dijo que eran oro y entonces las niñas ya me creyeron por fin. Los técnicos eran más prudentes. Me acuerdo que fue un momento súper bonito, que yo luchaba por mi carrera individual pero sabía lo que estaba suponiendo en ese momento que España consiguiera ese oro, la primera vez que la URSS estaba separada…que es verdad que luego han evolucionado todos esos países muchísimo y ahora tenemos mucha más competencia, pero en aquel momento fue algo maravilloso. Y luego que Estíbaliz, Tania y Lorena eran de Vitoria. De las ocho que fuimos cuatro éramos de Vitoria, fue algo fuera de lo normal. Recuerdo que aquella generación que ha salido de Vitoria no se ha vuelto a repetir. Había dos clubes muy competentes y ambos sacaron muy grandes gimnastas y me encantó”.

Su entusiasmo quasi juvenil se topó cuatro años más tarde con un cambio de código que pudo con muchas veteranas, pero no con ella. Así fue su experiencia en Sidney 2000, mucho más amarga que la de su debut olímpico por las razones que nos contó: “Yo viví ese momento como una caída del imperio. Hice Sidney con el menisco roto y lo pasé muy mal. Me sabe mal decirlo, pero así como en Atlanta viví una unión en el equipo yo en Sidney no la tuve. Viví una situación muy amarga entre el menisco roto, el no sentir el apoyo de mi equipo, no del entrenador, sino de mis compañeras. Me acuerdo que algunas no fueron a verme a la final. Fue una cosa muy horrible”.

almudena cid olimpica

Tras esa experiencia negativa Almudena hizo un cambio que en realidad suponía volver a lo de antes: “Sentí que necesitaba cambiar todo, mi vida. Había además roto con mi pareja; fue una situación súper difícil para mí. Cambié de ciudad: volví a Vitoria con mi entrenadora, Iratxe [Aurrekoetxea]. La recuperé, así como el sistema de trabajo que yo había llevado desde pequeña, que lo había perdido estando en el equipo y eso hizo que mermaran mis cualidades. Yo tenía un estilo de trabajo más soviético. Estuve incluso con el equipo soviético. Nos gustaba mucho el sistema, la manera de trabajar alargada, pero mezclado un poco con nuestro estilo español, de carácter. Para mí volver a Vitoria fue volver al origen de toda la esencia, porque es que había perdido muchas cosas y entre ellas me había perdido hasta yo. Las condiciones de trabajo en Vitoria por desgracia no eran buenas porque no había un centro de alto rendimiento y entonces fue cuando el CAR de Barcelona quiso coger a Iratxe como seleccionadora catalana para darnos las condiciones para entrenar. Entonces yo me tuve que licenciar catalana para poder entrenar allí, así que pude rehacer mi trabajo y fue el renacer mío. Tuve hasta psicóloga deportiva (el psicólogo que tenía hasta entonces en el equipo a mí no me funcionó). Fue un resurgir, con muchos problemas porque la Federación Española en la persona de Nina Vitrichenko me pidió volver a Madrid a entrenar, pero yo no podía irme en ese momento, ya que había encontrado la paz. El negarme me trajo muchas consecuencias federativas, pero fue mi elección valiente y funcionó”.

Todo ello tuvo consecuencias que se reflejaron en la trabada clasificación para Atenas 2004, que casi se pierde nuestra protagonista por asuntos extradeportivos, a raíz de su marcha del CAR de Madrid: “Fue todo una consecuencia de mi decisión de irme a Barcelona. La Federación quería que entrenara en Madrid, cosa que yo no entendía porque si mis resultados eran de ellos ¿qué más les daba? Se empezó a pelear mucho por lo que ocurría en Madrid. Creo que el sistema elegido fue muy perjudicial para ambas, Jennifer Colina y yo [la clasificación estaba entre Cid y Colina, que tenían que conseguir una serie de resultados para poder ir a Atenas 2004]. Gané yo porque la Prensa hizo público que yo estaba ganando internacionalmente. Si no, yo no sé qué hubiese ocurrido. En este sistema había que hacer cuatro competiciones. En una de ellas yo tenía una ciática. Yo no podía ni andar. Yo creí que me moría”.

Pero Cid pudo con la clasificación, con la ciática y con el sistema. Llegó a cumplir un cuarto ciclo olímpico, despidiéndose de una manera que aún recuerdan los aficionados y los que no lo son tanto, pues traspasó el mundo de la rítmica y se hizo muy conocido. Fue en Pekín 2008: “Mi despedida fue algo espontáneo. Luego ha sido imitado, cosa que me encanta. El gesto de besar el tapiz fue premeditado pero lo del corazón no porque yo me despedí el día antes porque pensaba que al final me quedaba fuera. Decidí despedirme porque me merezco despedirme. Mi sorpresa fue cuando pasé a la final y me salió lo del corazón. Era un gesto a mi gente: este es mi sitio, esta ha sido mi vida. El tapiz me lo ha dado todo. Es que lo recuerdo y me emociono y eso a la gente le marcó mucho porque Paloma Del Río me hizo una entrevista que a la gente les puso de antesala y pudieron ver lo que iba a vivir yo en ese momento; pudieron ver lo que una persona siente antes de pasarle todo eso. Me encanta que ahora las gimnastas se despidan del tapiz; cada una que lo haga como quiera. La gente a veces tiene miedo a hacer lo que le pide el corazón porque estamos muy encorsetados. En el tapiz hay que mantener una compostura porque hay una normativa pero nadie nos dice que no podamos besar el tapiz”.

Games of the XXIXth Olympiad in Bejing/China 2008

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