Heroínas olímpicas

HANNA MARIËN: HONOR PARA BÉLGICA EN EL TARTÁN Y EN EL HIELO

Hanna Mariën no es la primera deportista que cambia de modalidad deportiva y pasa a otra completamente distinta –o no tanto, como veremos-, incluso desde un deporte de verano a otro de invierno. Se suma a las Kaillie Humphries, Victoria Pendleton, etc. en las deportistas que se han pasado de un deporte a otro. Se da la circunstancia añadida de que en su primer deporte llegó a ser medallista olímpica, concretamente alzándose en el segundo puesto del podio en Pekín 2008 en los relevos 4×100 de atletismo. El ser una velocista (también ha intervenido a modo individual) ha sido sin duda una capacidad muy determinante para que acudieran a ella con vistas a formar parte del equipo belga de bobsleigh, puesto que se necesita para el empuje inicial del vehículo sobre el hielo una velocidad, potencia y explosividad–además de fuerza- imprescindibles. El bobsleigh femenino, de reciente incorporación en el calendario olímpico y poca tradición aún, se ha visto obligado a acudir a deportistas de otros ámbitos para empezar su trayectoria internacional. Por eso el caso de Hanna no es el único, sino que se suma a Lauryn Williams en exactamente el mismo recorrido que la norteamericana: pasar del atletismo al bobsleigh.

A la corredora belga Hanna Mariën le tocó la buena época de la velocidad belga, junto a Kim Gevaert, siendo ésta cuatro años mayor que aquélla. La bicampeona europea de Gotemburgo 2006 (en 100 y 200 metros) se retiró antes que Mariën.  Antes de salir del equipo belga de relevos, Gevaert, junto con Mariën y Olivia Borlée y Élodie Ouédraogo, ganaron una medalla de plata en los Juegos disputados en Pekín. Ya ganaron en su primera ronda, por delante de equipos de renombre como son el británico o el nigeriano; nigerianas a las que volvieron a superar en la gran final, por detrás solo de las rusas y con un escaso margen de 0.23 segundos.

La siguiente cita olímpica era la de Londres 2012, pero el cuarteto belga –ya sin Gevaert- falló en las clasificatorias, durante el Europeo de Helsinki. Eso le hizo replantearse a Hanna su futuro en el atletismo, pues para 2012 contaba ya con 30 años. Pero no sentía aún que había llegado su momento; tras tantos años de entrenamiento, aún se sentía con fuerzas para seguir compitiendo, aunque esta vez en un nuevo deporte. Fue llamada para hacer compañía en el bobsleigh a otra mujer que provenía del atletismo, puesto que Elfje Willemsen, su nueva compañera, había sido lanzadora de jabalina, aunque ya estaba familiarizada con el veloz deporte invernal desde 2005. El primer encuentro de Hanna con Spanky, como llaman las belgas a su vehículo, fue un tanto peliagudo. Básicamente le imponía montarse a esa velocidad endiablada encajonada en un circuito helado. La fuerza G, elemento imprescindible en este deporte, fue también el difícil nuevo reto al que se enfrentaba la ex relevista. Hanna participa principalmente en el comienzo explosivo que se necesita para poner en la velocidad punta al bobs, en esos 50 metros rectos iniciales.

Para Mariën, las diferencias entre el mundo del atletismo y el del bobsleigh son claras: en el llamado “deporte rey” la competencia es feroz, el buen ambiente entre atletas de distintos países brilla por su ausencia, mientras que en el de invierno, mucho más minoritario, se ve aún mucha solidaridad entre rivales. A Hanna también le alivia que ya no tiene que llevar la dura y exigente dieta de la atleta, ya que ha tenido que coger peso para su nuevo deporte. Sin embargo, el nuevo reglamento ha reducido el peso máximo de vehículo y atletas, por lo que en concreto el equipo belga tuvo que adelgazar diez kilos por componente tras la implantación de los nuevos parámetros.

En Sochi las Bullets –como son llamadas las belgas- alcanzaron un meritorio sexto puesto. Mariën es desde diciembre de 2014 presidente de la Federación belga de bobsleigh, teniendo como principal tarea “conseguir patrocinadores y devolver a este deporte los grandes momentos que viví, utilizando mi experiencia para este nuevo papel”, ya que se trata de un deporte muy caro. Curiosamente, Hanna también fue tentada para, una vez retirada de las pistas de tartán, dedicar sus cualidades atléticas a otro deporte, en este caso el rugby. La incorporación de esta modalidad en el calendario olímpico de Río hizo que se buscara a componentes de un hipotético equipo olímpico justamente entre las relevistas de atletismo, pues cuentan con cualidades a apreciar para un deporte como el del rugby. En cualquier caso, el bobsleigh proporcionó a Hanna Mariën un nuevo recorrido competitivo que culminó con otro sueño hecho realidad: vivir unos Juegos Olímpicos de invierno, un nuevo reto logrado y superado.

Fotos de Mark Dadswell/Getty images y Jim Urquhart/USA Today Sports
Fotos de Mark Dadswell/Getty images y Jim Urquhart/USA Today Sports

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