Momentos Olímpicos Mágicos

MOMENTOS OLÍMPICOS MÁGICOS 3: EL “MILAGRO SOBRE EL HIELO” O CÓMO LA MÁQUINA SOVIÉTICA CAYÓ

La Máquina Soviética de hockey hielo arrasó durante décadas este deporte a nivel mundial. Era, claramente, el equipo a temer: 22 campeonatos mundiales y ocho oros olímpicos como ya se comentó en este mismo blog en un artículo dedicado exclusivamente al equipo soviético. Pero no siempre fue imbatible.

Situémonos: Juegos Olímpicos de Lake Placid 1980. La URSS había ganado las cuatro Olimpiadas precedentes. La situación política entre el país anfitrión y los soviéticos había llegado al punto más álgido de la Guerra Fría, con la tensión por la invasión soviética de Afganistán, los rehenes norteamericanos en Teherán y el inminente boicot de Estados Unidos a los Juegos de verano de Moscú ese mismo año –que ya se veía en el horizonte-. Todo un caldo de cultivo para que el encuentro de semifinales entre las selecciones soviética y estadounidense de hockey hielo la noche del 22 de febrero supusiera, de entrada, un ambiente excepcionalmente caliente entre los 10 000 efervorizados asistentes al Olympic Arena portadores de más –si cabe- banderas norteamericanas que nunca.

Poco antes del inicio de la competición ambas selecciones se habían enfrentado en un amistoso disputado en el Madison Square Garden de la cercana Nueva York. Allí el abultado marcador de 10 goles a 3 a favor de los europeos hacía preveer otro oro soviético semanas más tarde. El entrenador soviético, Viktor Tijonov, declararía más tarde que haber ganado de forma tan aplastante ese encuentro acabaría perjudicándoles.

Durante el torneo olímpico ya ambos equipos marchaban bien, pero mucho mejor en el caso de los soviéticos, los cuales habían ganado todos sus partidos arrasando. Estados Unidos, por su parte, empañaría su trayectoria con un empate (y cuatro victorias) que le relegaría al segundo puesto de su grupo.

En la víspera del encuentro entre el equipo anfitrión y el máximo favorito los propios medios estadounidenses declaraban que “salvo que el hielo se derrita” la URSS conseguiría otro oro olímpico más.

Llegamos ya al partido: empezó a ponerse por delante la Unión Soviética desde los primeros minutos. El empate de Buzz Scheneider duraría poco al volver a adelantar una de las estrellas soviéticas –Sergei Makarov- al equipo defensor del título. Pero a falta de pocos segundos para la finalización del primer periodo Mark Johnson lograría empatar.

En el segundo tiempo Tijonov sacó a su guardameta reserva, Myshkin, que logró mantener a cero su portería. Este periodo supuso un dominio absoluto soviético que, sin embargo, sólo se materializó en un gol, en este caso de Maltsev.

En el tercer y definitivo periodos Estados Unidos aprovechó básicamente errores ajenos, el mayor de los cuales supuso una superioridad numérica durante la cual Mark Johnson volvería a empatar. A diez minutos de la finalización del partido el capitán del equipo local, Mike Eruzione, lograría el tanto del 4-3 que, pese a los posteriores ataques soviéticos, no se movería ya del marcador. Se celebró como si hubiera supuesto el oro de la final…cuando aún deberían disputarla, en este caso contra Finlandia. La inesperada victoria contra el equipo más fuerte de la historia de este deporte catapultaría a los hombres de Herb Brooks (el estadio deportivo donde se disputó el torneo olímpico pasó con los años a denominarse Herb Brooks Arena en su honor) a vencer en la final el más preciado metal. Al fin y al cabo habían salido victoriosos del encuentro que se acabó llamando el “Milagro sobre el hielo”.

Foto de Joe Lippincott
Foto de Joe Lippincott

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