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¿SE ENFRÍA LA FIEBRE OLÍMPICA?

Parece que ya se ha pasado la “fiebre” por organizar unos Juegos Olímpicos. Hasta hace bien poco, las ciudades precandidatas peleaban para no quedarse fuera de la primera criba y de, más adelante, llegar a ser elegidas como organizadoras finales de una Olimpiada. Esas luchas intestinas parecen haber pasado ya a mejor vida. La prueba es la próxima elección para ciudad sede de los Juegos de Invierno de 2022. La rajada de ciudades precandidatas está siendo espectacular, como nunca antes había padecido el COI.

Ya se han autodescartado por la carrera a organizar dichos Juegos Múnich, Cracovia, la ucraniana Lviv, la dupla suiza Davos/St Moritz, Estocolmo y Oslo, la última en bajarse del carro. Salvo Lviv, por razones obvias dada la situación actual de su país, la razón de la caída de la lista del resto está clara y no es precisamente –fijémonos que se trata de algunos de los países más ricos del planeta- monetaria.

Estas ciudades han ido abandonando la carrera olímpica tras recibir el despecho popular y/o de sus respectivos gobiernos. Se trata de países con una arraigada tradición democrática; como tales, han sometido a referéndum popular la decisión final. Han optado por dejar en manos de los ciudadanos si éstos quieren o no unos Juegos en su ciudad y la respuesta ciudadana, bien sea en forma de manifestaciones, bien de votaciones, ha sido clara: no quieren unos JJ.OO. en casa. Tampoco contaban con el respaldo gubernamental, como ha sido el caso más reciente de Oslo.

¿Por qué han dicho que no? Estas ciudades han querido dejar claro que no se trata de dar un portazo al deporte, sino única y exclusivamente a la organización de manos del COI. Han rechazado de pleno las leoninas exigencias del máximo organismo olímpico. Vayamos con una –incompleta- lista de las mismas y enseguida comprenderéis por qué no han querido plegarse. El COI les exigía:

-Semáforos sincronizados para priorizar los coches del COI

-Los mini-bars del hotel sólo podrían contener productos de la marca Coca-Cola

-Teléfonos Samsung para todos los miembros del COI (es que no deben de tener ya ellos…)

-Entradas en los aeropuertos separadas para los miembros del COI

-Todo el mobiliario con una “apariencia olímpica” (sic)

-Temperatura constante en todas las habitaciones, salas de reuniones, etc. de 20º

-Y, para acabar, algo que suena a chascarrillo pues poner en la lista de exigencias algo que ya de por sí no haría falta ni comentarla: “Todos los miembros del COI deberán ser recibidos con una sonrisa a su llegada al hotel”.

No por casualidad se han quedado solas en la carrera para la organización de los Juegos de Invierno 2022 dos ciudades de regímenes nada democráticos: Pekín y la ciudad kazaja Almaty (antigua Alma-Ata). Del régimen chino no hace falta hablar y del kazajo solamente decir que se trata de un régimen presidencial a perpetuidad de una misma persona. Parece claro que, cuando se interroga democráticamente a la población si quiere plegarse a las exigencias del COI ésta dice no.

Oslo es la última ciudad en retirar su candidatura olímpicia
Oslo es la última ciudad en retirar su candidatura olímpica

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