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SARANKS, LA ESCUELA DE MARCHA CUNA DEL DOPAJE EN MASA RUSO

Todos hemos sospechado en un determinado momento de dopaje en ciertas escuelas deportivas de determinados países. Hoy entro en el atletismo ruso, en concreto la marcha. Rusia se ha convertido en la mayor potencia mundial de esta modalidad, que en su caso se centra en la escuela de Saranks, de la que han salido prácticamente todos los campeones que ha dado ese país, entre los que se encuentran muchas medallas olímpicas, incluyendo oros.

La escuela de Saranks –ciudad situada a algo más de 650 kilómetros de Moscú- ha sido quasi “propiedad” del entrenador Viktor Chegin. En él está el quid de la cuestión. Él ha llevado al menos a 17 marchadores sancionados por dopaje. Ha sido tanto el descaro, que el propio Chegin ha acabado siendo sancionado por su propio país ante el clamor de voces autorizadas.

Primero fue el marchador australiano Jared Tallent (tres veces medallista olímpico, entre otros entorchados) el que puso el grito en el cielo. La IAAF escuchó sus sospechas y, de la mano ni más ni menos que de su vicepresidente, el expertiguista ucraniano Sergei Bubka, se hizo una llamada a la Federación Rusa para que se investigara el asunto. Como resultado la Angencia Rusa Anti-Dopaje sancionó primero a Viktor Kolesnikov, el director del centro de marcha de Saranks. La sospechosa escuela de marcha había sufrido ya la suspensión de 17 de sus atletas por dopaje. La agencia rusa investigó, pues, a la escuela de Saranks por “múltiples descalificaciones de atletas”.

Bubka usó las redes sociales –en este caso Twitter- para declarar su preocupación ante “el crecimiento de serias dudas” sobre los marchadores rusos. A continuación, se apartó a Chegin de la delegación rusa en los Campeonatos Europes de atletimo. Un Chegin que se había convertido en amo y señor de la marcha rusa, incluso cambiando el nombre de la escuela de Saranks por el suyo propio. Las palabras de Chegin era “ley” en la república de Mordovia, donde había sido honrado como ciudadano de honor. Se le iba, incluso, a hacer un monumento en vida. El poder de Chegin era tal, que podía parar trenes a su orden.

Pero su poder parece haberse desvanecido tras haber sido sancionado. La lista de sus pupilos campeones sancionados es muy larga, pero destacan la campeona de Londres en 20 kms ; el oro de Pekín en la misma prueba –masculina- Valery Borchin; la plata en Atenas (misma prueba) Olimpiada Ivanova y un largo etcétera hasta completar 17, todos ampliamente galardonados en pruebas del más alto nivel. Y las consecuencias aún pueden ser mayores. Sancionar, quitar medallas, eso se queda en nada cuando se juega con la salud de las personas. Porque los productos encontrados en los cuerpos de estos atletas provocan, sin ir más lejos, cánceres. ¿Han merecido la pena esas medallas olímpicas manchadas?

Elena Lashmanova, un oro en Londres manchado, salido de Saranks
Elena Lashmanova, un oro en Londres manchado, salido de Saranks

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