Legendarios

LITUANIA DE BASKET: UN NUEVO PAÍS, UN GRUPO DE ROCK Y UNA GENERACIÓN TALENTOSA

La Lituania que participó en los Juegos de Barcelona 92 estaba cargada de una simbología especial. Era la primera vez que lo hacía bajo bandera propia tras la caída de la URSS, aunque en 1937 y 1939 había conseguido participar desligada de la URSS en el Europeo de baloncesto. Porque si todos los deportistas lituanos que competían en Barcelona lo hacían con un orgullo especial su selección de baloncesto era, sin duda, la que más llamaba la atención. Y no solo por la potencia de sus integrantes. Entre ellos estaban unos Valdemaras  Homicius, Rimas Kurtinaitis, Sarunas Marciulionis y Arvidas Sabonis que ya habían admirado al mundo en el equipo del Zalgiris de Kaunas. Posteriormente Marciulionis abrió brecha marchándose a la poderosa NBA en 1989, abandonando la todavía entonces Unión Soviética. Sabonis aún no se había incorporado por aquel entonces al Real Madrid.

El caso es que la selección lituana consiguió reunir a una generación irrepetible que era temida por casi todos los equipos. Tanto, que sólo el potentísimo Dream Team americano (el auténtico, el primero y el mejor) pudo con ellos –de manera aplastante, eso sí- en las semifinales, aunque finalmente consiguieran el bronce frente a…¡el equipo unificado de la antigua URSS! Un bronce que supo a oro, sin duda.

De hecho, el potente y completo equipo lituano fue considerado “el otro Dream Team”, tras el de las estrellas de la NBA que componía el de EE.UU. Incluso inspirarían años más tarde una película documental titulada así (“The other Dream Team”) Y es que esa selección portaba más que el peso de la ilusión de todo un país por conseguir una medalla olímpica. Significaba demostrar que podían seguir adelante como país independiente, más aún si vencían a sus anteriores “invasores”. Era quitarse de encima toda presión previa y llevar la esperanza de todo un pueblo.

Pero no nos pongamos trascendentales, porque si algo tenía de característica esa selección era la alegría y, sobre todo, el colorido. Colorido que se veía –a la legua- en su camiseta, la cual mezclaba los ya de por sí llamativos colores de la bandera nacional pero que se vio aumentado por su singular -y nada común en los deportes- diseño. Veamos, porque esa camiseta tuvo historia:

Lituania por aquel entonces no tenía muchos medios económicos. Uno de sus jugadores más carismáticos, el citado Marciulionis, jugaba en aquel momento en los Golden State Warriors de la NBA. Se le ocurrió un curioso método para recaudar fondos para distintas organizaciones benéficas lituanas: acudió al grupo musical Grateful Dead, originario de la misma ciudad donde él jugaba, y les propuso diseñar una camiseta a su estilo (psicodélica con colores bañados en lejía y el esqueleto de los Dead realizando un mate) para recaudar fondos. Los jugadores se comprometían a ponerse dicha camiseta hasta en los entrenamientos. Tanto éxito tuvo la estrambótica camiseta que se convirtió en la segunda más vendida de Barcelona 92, tras la del Dream Team americano. Cuando murió el integrante de los Dead Jerry García en 1995 el primer ministro lituano mandó un mensaje de condolencia al grupo. Marciulionis le había dedicado, entre otros, la medalla en el momento de la imposición. Ceremonia de entrega de medallas a la que no pudo acudir Sabonis de la borrachera que tenía encima…Lituania. Basket4us

 

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