Legendarios

TEÓFILO STEVENSON: EL TRICAMPEÓN OLÍMPICO DE BOXEO FIEL A SU PATRIA Y SUS PRINCIPIOS QUE RENUNCIÓ A MILLONES POR IR A LOS JUEGOS

Teófilo Stevenson puede haberse convertido, a estas alturas de siglo, en una leyenda olímpica olvidada, pero no por ello es menos leyenda. Le “rescatamos” del posible olvido para dar cuenta de todo lo que fue capaz de obtener, destacando su fidelidad absoluta al olimpismo y a los ideales revolucionarios de su país, Cuba.

De origen anglófilo -ya que sus padres procedían de islas caribeñas de habla inglesa que emigraron a Cuba- Teófilo Stevenson Lawrence conoció el boxeo de niño al entrar su padre en este duro deporte por motivos económicos. Teófilo demostró desde la infancia unas cualidades para este deporte de lucha…peleándose con sus compañeros de escuela. Mediante entrenamientos, recondujo esas “dotes” hacia el deporte, como veremos, con el mayor de los éxitos. Se benefició de la creación, justo cuando empezaba a dedicarse en serio al boxeo, de la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético, una suerte de centro de alto rendimiento donde trabajaban como entrenadores expertos provenientes de la URSS. Teófilo, que desde niño había desarrollado un cuerpo que le hizo entrar en la categoría del peso pesado (a los 14 años, por ejemplo, pesaba 71 kilos), empezó a despuntar en el equipo cubano, de por sí muy potente por esa época. Hay que subrayar que en Cuba estaba prohibido por ley la profesionalización del boxeo, así que los mejores púgiles de la isla competían con un objetivo principal: los Juegos Olímpicos.

En la preparación hacia los Juegos de Múnich 72 Stevenson sufre cuatro importantes derrotas que le sirvieron para aprender. Así, sus entrenadores se centraron en los fallos cometidos en ellas para superarlos y fortalecer principalmente su pegada de izquierda. Todo con el objetivo de hacer un buen papel en su primera cita olímpica. En Múnich 72 Teófilo aún era muy joven (20 años), pero ya contaba con una cierta experiencia. En ese torneo olímpico se considera que Stevenson completó el que sería el mejor combate de su carrera, concretamente contra Duane Bobick, el favorito para ganar el oro, en los cuartos de final. Después superó en semifinales al local Peter Hussing, campeón europeo, que sufrió el castigo más grande de su carrera. Curiosamente, Stevenson acabó logrando el oro sin tener que disputar la final, pues su rival no se presentó al haberse lesionado en semifinales. No quita mérito ello al cubano, pues su prestación durante el torneo olímpico fue de tal valía que ganó la Copa Val Barker al “boxeador más técnico de los Juegos”.

Foto de Granma

Fue justamente en esos Juegos de Múnich 72 donde le ofrecen al cubano desertar por primera vez y pasar al profesionalismo y no en una ocasión, sino en dos; la primera por parte de un apoderado argentino y la segunda por un estadounidense, que le ofrecía enfrentarse al entonces campeón mundial Joe Frazier. Entonces Teófilo Stevenson pronunció su famosa frase que, como veremos, repitiría años más tarde: “Prefiero el cariño de ocho millones de cubanos a todo el dinero que me ofrezcan”. Ese fue el primer (y no último) signo público de su lealtad para con su país y los principios revolucionarios.

El siguiente ciclo olímpico sigue plagado de victorias de nuestro protagonista, incluyendo el título mundial a nivel amateur. Entre tanto, prácticamente todo el mundo daba por seguro que, más tarde o más temprano, el púgil caribeño acabaría pasándose al profesionalisamo. Incluso la revista “Sports Illustrated” le colocó en su portada bajo el indicativo titular de “Antes rojo que rico”, aunque igualmente le daban “dos o tres años máximo” para que decidiera tomar la carrera profesional. Pero Teófilo se estaba preparando en conciencia para la cita olímpica de Montreal 76. Sin embargo, justo antes de los Juegos, durante una gira preolímpica, fue vencido por el soviético Vysotskiy. Esa derrota provocó una sustitución de Stevenson en el resto de la gira europea. Empezó a tambalearse su presencia en Montreal 76. Como medida de precaución, Cuba decidió enviar a los Juegos tanto a Stevenson como a su “plan B”: el púgil que le había sustituido en la gira.

El torneo olímpico celebrado en la ciudad bávara resultó más fácil de lo esperado para Stevenson, llegando a la final de forma expeditiva y contundente. Y de la misma forma ganó en ella a su rival, el rumano Mircea Simon. Segundo oro olímpico para el cubano. Fue entonces cuando se desató la “fiebre” por intentar enfrentarlo en el ring a ni más ni menos que al Muhammad Alí en su mejor momento de forma. Los mejores promotores del mundo querían enfrentar al cubano no solo a Alí, sino a otras figuras de la talla de George Foreman o Joe Frazier, que también estaban en la cúspide de sus carreras. Es más, los expertos veían en Stevenson al heredero de Muhammad Alí por sus características físicas y técnicas, además de su carisma personal. Siempre se calificó a Teófilo Stevenson como un boxeador que combinaba una perfecta técnica y gran movilidad de pies con una gran fuerza. Era, en resumidas cuentas, la perfecta combinación de las mejores características que debía tener un boxeador. Todo ello hacía que se orquestara “el combate de los combates” que le enfrentara a Alí. El famoso promotor Don King sería el motor de dicho combate y movió todos los hilos posibles para hacerlo realidad. Pero llevarlo a cabo no iba a ser tan fácil. Primero tenía que contactar con las autoridades deportivas cubanas, que le contestaron que el mismísimo Fidel Castro tendría que dar el visto bueno. Luego convenció a Alí para que su retirada la realizara justamente frente al entonces campeón mundial amateur y doble campeón olímpico Stevenson. El siguiente paso sería obtener la aprobación del Consejo Mundial de Boxeo. Más tarde Fidel Castro dio el aprobado, siempre y cuando Stevenson no perdiera su condición de amateur (para poder seguir compitiendo en Juegos Olímpicos). La Federación cubaba ideó un montaje para que se realizara el enfrentamiento, pero dicha propuesta fue finalmente rechazada por la Asociación Internacional de Boxeo Aficionado, el Consejo Mundial y Don King. El “combate del siglo” nunca llegó, pues, a realizarse.

Foto de DA

Teófilo continúa entonces su camino hacia sus terceros Juegos Olímpicos. En Moscú 80 lograría su tercer oro olímpico, siendo el segundo púgil de la historia en lograrlo. Y habría conseguido un posible cuarto oro de haber podido participar en los Juegos de Los Ángeles 84, pero el boicot de los países socialistas se lo impidió. Es más que probable su medalla allí, pues con posterioridad siguió ganando el título de campeón mundial (siempre en la categoría amateur), además de lograr unos números que impresionan: de 321 combates obtuvo la victoria en 301.

Mientras se preparaba para los Juegos de Moscú siguió recibiendo jugosas propuestas para pasarse al campo profesional. Tan jugosas, como que se habla de que el ya mencionado Don King le llegó a ofrecer cinco millones de dólares en un nuevo intento de enfrentamiento con Mohammed Alí, en 1978. Pero el cubano volvió a repetir su frase ya enunciada: “Prefiero el cariño de ocho millones de cubanos y no lo cambio por todo el dinero que me ofrezcan”. Pero no acaba aquí el asunto. Las autoridades cubanas intentaron seguir con el proyecto de combate, pero cambiando de promotor, pero Alí se negó porque “no tendría nada que ganar y sí mucho que perder enfrentándome a un amateur”. El gran campeón estadounidense llegó a ofrecerle al cubano una compensación monetaria por haber rechazado el combate, pero Stevenson a su vez la rechazó.

Al retirarse, Stevenson trabajó en la federación cubana, fue elegido Atleta del Año en varias ocasiones no solo en su país, sino en Latinoamérica y acabó falleciendo de forma repentina a los 60 años debido a una cardiopatía isquémica. Su lealtad a su país y al régimen cubano le convirtieron en una de las mayores leyendas del deporte cubano y a nivel mundial por sus tres títulos olímpicos consecutivos y su técnica y características, que le convirtieron en uno de los mejores boxeadores de la historia.

Foto de AFP

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