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STROLLER: EL PONY MEDALLISTA OLÍMPICO A LA ALTURA DE LOS MÁS GRANDES

Si decimos que el medallista protagonista de este artículo era un irlandés mezcla de Connemara y Thoroughbred tendremos que especificar que se trata de un equino. Y digo equino y no caballo porque Stroller era un pony. Un pony que ganó una medalla de plata en la competición de saltos de obstáculos en la Olimpiada de Méjico 68. Con sólo 1,45 metros de altura, frente a los más de 1,70 de un caballo medio, pudo superar al resto de caballos y alzarse con el segundo puesto.

Stroller había sido vendido en un principio al carnicero inglés Ted Cripps, que se lo regaló a su hija Sally. Ésta estuvo saltando con él hasta que el pony cumplió nueve años, cuando se dio cuenta de que Stroller tenía posibilidades de llegar alto –nunca mejor dicho-. En ese momento fue vendido a Ralph Coakes, jinete y entrenador de hípica. Pese a que sus dos hijos varones ya participaban en competiciones junior de saltos fue su hija Marion la encargada de ocuparse y de saltar con Stroller. Ambos -Marion y Stroller- poseían características naturales que, unidas, les convirtieron en un gran tándem. Tanto es así que pronto empezó la exitosa carrera del dúo, que se conoció cuando Marion contaba con 13 años y Stroller con diez.

Cuando Marion tenía 18 años ya ganó con su compañero inseparable el Mundial femenino y ese mismo año también conquistaron la Queen Elizabeth II Cup. En 1967 –Stroller había nacido en 1950- ganó el Derby de Hickstead, siendo el único competidor en realizar un recorrido limpio, sin penalizaciones. Esa fue la primera vez en que una mujer y, por descontado un pony, se habían alzado con el triunfo en el que es considerada la más dura y larga competición de saltos del mundo.

También ese año, en Amberes, ganó tras superar un obstáculo de 2,03 metros, derribando únicamente un ladrillo de un obstáculo que medía 2,08 metros. Para entonces ya estaba claro para todos que, pese a su corta estatura, Stroller contaba con los rasgos y el temperamento de los mejores caballos de saltos: valentía y confianza en sí mismo. De esta manera, ayudó al equipo británico a ganar tres Copas de las Naciones y la Copa Presidencial, el Mundial por equipos.

Stroller consiguió a lo largo de su vida deportiva muchos logros, como la victoria en el Derby de Hamburgo en 1970 o el haber sido el único de los 44 participantes iniciales en realizar un concurso limpio en el Derby de 1967.

Pero quizá el mayor éxito de Stroller se produjo en los Juegos Olímpicos de Méjico 68. No pudo ganar, pero consiguió una meritoria plata si tenemos en cuenta que, estando ya en la ciudad sede, sufrió unos terribles dolores en su dentadura. Bien porque no se pudo encontrar el cirujano dental adecuado o bien porque decidieron que una extracción poco antes de la competición podría ser contraproducente para su rendimiento –la causa difiere según las fuentes- el caso es que Stroller tuvo que competir con dolores, aunque se le administraron calmantes para el mismo, así como se le sometió a inhalaciones de vapor.

En el recorrido olímpico el pony realizó un primer concurso limpio (sólo otro caballo igualaría esta marca), aunque en un segundo sumó ocho penalizaciones, las suficientes para darle la plata. Hay que resaltar que se trataba de un recorrido muy exigente, que había que realizar en 96 segundos, algo que sólo cuatro de los 87 caballos participantes lograrían. El segundo recorrido contaba con la exigencia máxima de un obstáculo de 1,70 metros de altura y 2.20 de ancho. En el concurso por equipos los dolores eran tan agudos que Stroller hizo algo por primera y única vez en su vida: rehusó un obstáculo.

Tras los Juegos Marion sería nombrada Deportista británica del año (había sido la primera mujer en ganar una medalla olímpica individual en su deporte y Stroller el primer pony en haber competido en unos Juegos Olímpicos) y, junto con Stroller, seguiría venciendo en concursos hípicos hasta retirase el pony con 21 años. Habiendo ganado 61 competiciones internacionales y, por encima de todo, la plata olímpica, ese pony irlandés se ganó un puesto en el corazón y la memoria de todos los seguidores del olimpismo.Hickstead Wills Spring Stakes, Marion Coakes riding Stroller

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