Heroínas olímpicas

EL RIESGO EN LAS VENAS DE MARIANA PAJÓN

La “Hormiga Atómica” se encuentra entre los mejores deportistas colombianos desde que contaba 17 años. Logró ganar el galardón a mejor deportista del año de su patria cuando consiguió un oro olímpico en Londres que llenó de orgullo al país sudamericano. La apodada de esa manera no es otra que Mariana Pajón, reina del bicicross, oro en la vibrante y espectacular prueba de BMX –una de las últimas modalidades en sumarse al calendario olímpico de pruebas- en los últimos Juegos Olímpicos.

Mariana siempre ha demostrado tener una explosividad en pista fuera de lo común,; es una deportista que demuestra coraje y un indudable amor al vértigo, características esenciales en este deporte. La joven, que cuenta en la actualidad con sólo 23 años, parece acostumbrada a vestir en las competiciones de arcoíris, tantos son ya los campeonatos mundiales conseguidos por ella.

Hija de deportistas (su padre practicante de automovilismo y su madre de equitación), demostró desde su más tierna infancia que el riesgo corría por sus venas, pues se negó a practicar gimnasia y equitación -como quería su madre-  y se lanzó por las pistas del bicicross, compitiendo desde los tres años. Entonces lo hacía contra niños de cinco y seis años, pues no existía categoría para su edad. Desde sus comienzos se acostumbró a competir contra el sexo masculino, ganando a los nueve años su primer título en Argentina en una competición en la que ella era la única mujer. Quizá por ello Mariana adquiriera desde entonces un estilo rudo y agresivo que le ha permitido ganar tantas medallas.

Mariana tiene en su mira luchar para que su país participe con hasta cinco componentes en los próximos Juegos de Rio, cosa que Colombia podría lograr si Pajón sigue sumando títulos. Pese a ser un mito en su país demanda un mayor apoyo para su deporte. Es indudable que hizo historia del deporte colombiano, una nación necesitada de campeones como esta joven. Su fama es tal que ya se le ha realizado un mediometraje sobre su vida, en el que no faltan las imágenes con su primera bicicleta o cómo empezó a montarla cuando contaba tres años. El principal momento en su vida deportiva, sin embargo, fue recuperarse con tan solo cinco años de una grave lesión en la clavícula, fruto de una caída. Superar esa lesión y la posterior oposición de sus padres para que practicara este deporte forjó el carácter de Pajón. Fue, podríamos decir, la primera piedra que colocó Mariana para su exitosa carrera.

Mariana es, sin embargo, muy dulce y femenina fuera de la pista, es algo que quiere reivindicar. Ser campeona de un duro y exigente deporte no significa masculinizarse. De hecho, según confiesa, la parte más importarte de su entrenamiento es la mental. “Cuando me monto en la bicicleta me transformo y corro como un hombre. Se dice que es un deporte masculino. Nosotras hemos demostrado que hemos cambiado eso”, declara la campeona.

Pajón parece el retrato de una deportista modelo, pues no falta en numerosas causas benéficas, entre las que se encuentra una propia creada por ella llamada “Pedaleando por un sueño” cuyo fin es la inclusión social por medio de la práctica de su deporte. Según afirma Mariana, el montar en bicicleta le produce sentir la emoción de la vida, algo que transmite a todos sus seguidores.

Foto de flickr.com
Foto de flickr.com 

Actualización: Mariana Pajón repitió oro en los Juegos de Río 2016 y consiguió la plata en Tokio 2020

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